Noche calurosa en Madrid, todo preparado en el escenario del Puente del Rey, un entorno precioso, adornado por luces tenues para crear un ambiente acogedor, necesario para disfrutar de un concierto cercano e íntimo como el que vivimos ayer y digo cercano porque la distancia entre los artistas y el público disminuyó de una manera virtual a medida que avanzaba el espectáculo.
Desde el patio de butacas se intuye un concierto intenso escuchando a “El Pele» mientras calienta la voz en camerinos, el público ya comenta la enorme voz que tiene este cantaor Cordobés.
Aparece en escena , vestido de blanco impoluto el cantaor junto con el guitarrista Patrocinio Hijo, encargado de darle el tono necesario para arrancarse por “ cantes viejos” de esos sin guitarra, Tonás y Martinetes.
Después de interpretar con su mágica voz estos cantes con gran maestría, aparece en escena la “otra cabeza del sombrero”, el pianista Lebrijano David Dorantes, para mostrarnos sus composiciones con ayuda del baterista Javi Ruibal, composiciones llenas de contratiempos y síncopas que nos descubren sonidos que hermanan el flamenco y el jazz, terminando de meterse en el bolsillo a un público que responde con Oles a los intérpretes.
Es el momento de que todos los músicos entren en escena, podemos ver a José Moreno (el Pele Junior) con el cajón, a Rafael de los Reyes y a Antonio el Negro ( Los Cherokee) marcando el compás preciso con las palmas y arropando con sus coros.
Comienza la formación al completo con una malagueña interpretada por El Pele y rematada en cada frase de manera flamenquísima por el piano de Dorantes, para terminar en bloque por Verdiales, jugando con los ritmos y las melodías de una manera electrizante.
A partir de ahí, espectaculares por Alegrías, recordando letras del Poeta Rafael Alberti, precisos en la soleá por bulerías, arrancando al público en cada remate, no faltaron también Jaleos y Bulerías, entre letra y letra se sucedían una tras otra falsetas engrandecidas por todos y cada uno de los componentes, momentos en los que desde la platea se podía sentir el disfrute de cada uno de los músicos y la complicidad y respeto que había encima del escenario.
Disfrutamos también de su visión de temas menos ortodoxos como “Señorita” o un experimento rítmico mezclando de una manera fascinante un cante por seguiriya y una base “jazzera” en compás de 6/8
Para terminar, un fin de fiesta por Tangos, en el que se incluyeron letras tan conocidas como aquella de “ Ay, vengo del moro, del moro, del moro”, estribillo que canturreaban al finalizar el concierto varias personas del público mientras cruzaban de nuevo el puente del rey, una hora y media más tarde, pero con la sensación de haber asistido a un espectáculo sin duda repleto de matices, de dinámica, de sabiduría y de flamencura que hizo disfrutar al público allí presente, el cual terminó puesto en pié ovacionando a los artistas, como no podía ser de otra manera.
Desde luego, un concierto de los que inspiran el vivido anoche en los Veranos de la Villa 2015.
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