Miércoles 27 de Febrero. Las puertas del Teatro Real se abren para recibir al Flamenco. En el Salón de Baile, recreado tras su reforma de los 70 como si fuera la azotea del mismo teatro, el zapateado del bailaor José Maya hará vibrar a los asistentes con un lleno hasta la bandera. Ni una silla libre.

Se presentaba, dentro del ciclo «Flamenco Real»,  «A Mi Tiempo», espectáculo que teniendo como protagonista el baile, se compone por un elenco de músicos de altos vuelos. Al Cante José y Rafa del Calli, que acompañaron a Joselito ofreciéndole los silencios que necesitaba en cada momento de igual forma que hizo él respetando siempre su Cante. La percusión venía de las manos del tercer hermano, Lolo Plantón y para seguir sumando, el matiz de la diferencia, un bajo eléctrico ejecutado por Josué Ronkío. ¿Y al Toque? Agárrense los cinturones, El Perla y Diego del Morao, dos de los enormes de la guitarra flamenca en la actualidad. En esta ocasión además, se añadían los nervios de volver a escuchar la sonanta del sevillano que ha estado retirado un tiempo debido a una lesión en un dedo. Pero salió a vencer y lo hizo, nadie diría que acaba de recuperarse. Así que se unieron el Compás y la Flamencura de doce cuerdas que junto al baile nos transportaron a otro lugar.

Ver a José Maya bailar por Soleá es justamente ésto. Te traslada a un lugar, seguramente Divino, en el que uno querría quedarse de por vida. Sus pausas, sus salidas, su mirada, sus remates… Todo lo que Joselito Romero se deja sobre el escenario se queda para siempre en algún rincón al que lleva al público que no cesa de jalearlo.

Uno de los números de baile flamenco que más me han impactado en mi vida fue precisamente un duelo de zapatos entre José y un bailarín de claqué de Manhattan incluído en un espectáculo llamado «Al Natural» en el que también intervenían Farru y el Barullo. Ahí comencé a entender el poder del baile, la fuerza, la capacidad que tiene para hacerte volar y que reconozco que así como con el Cante o la Guitarra me sucede habitualmente, a esta vertiente artística me cuesta más engancharme. Salvo honrosas excepciones como la que acabo de contarles o la del miércoles pasado. Por lo que considero a José Maya como un mago. El genio de la lámpara que concede los deseos de una afición entregada al Arte en un espacio inigualable.

Pasen y disfruten.

Fotos y vídeo de Carmen Fernández – Enríquez.