«Sueño que sueño que el mundo es Flamenco», casi emulando la sintonía de cabecera de aquel programa de Canal Sur titulaba el Tío Pepe Festival el espectáculo del pasado 11 de Agosto. Como cabezas de cartel Antonio Reyes, Capullo de Jerez y Rancapino Chico acompañados por Miguel Salado, Ramón Trujillo y Antonio Higuero respectivamente y con las palmas de Tate Núñez, Diego Montoya, Jesús Flores, José Rubichi y Luis de Perikín a la percusión. Cartel de entradas agotadas desde días antes. Expectación máxima pues además la programación contaba con el hándicap de hacer de nuevo al Capullo profeta en su tierra pues no actuaba en Jerez desde 2017.
Abría la noche Antonio Reyes con el público algo frío enseguida templó por Soleá, Tangos en los que metía por medio un fandango de Aznalcóllar y una Zambra de Cepero y vuelta a los tangos con lo que se metió al público en el bolsillo. Cante a fuego lento que cada vez marca más su personalidad y esa forma suya de expresar inconfundible que lo convierten en reclamo de la afición en cada festival. Salado, como buen escudero, cuidó y mimó al cantaor en todo momento. Bulerías y Fandangos para acabar con el público en pie.
Contra todo pronóstico Capullo de Jerez fue el segundo en actuar y quiso hacerlo comenzando por Taranta, Minera y Cartagenera para seguir por Fandangos reivindicando la autoría de todo lo que expresa, a pesar de meter alguno de Agujetas, y final de unos veinte minutos por Bulerías, cantando y bailando, de pie, micrófono en mano, cual estrella del rock, que dejó al personal en todo lo alto, con muchas ganas de marcha y de terminar la noche en cualquier bar compatible con el horario que no con la pandemia. Pero no, pues aún faltaba la intervención de Rancapino Chico.
No era precisamente fácil salir detrás de Miguel Flores y captar la atención sentándose a cantar por derecho pero Alonso lo consiguió por Soleá, Tientos, Bulerías y Fandangos sacando los oles y jaleos de «viva tu pare», acompañado por un Higuero magistral que demostró una vez más conocer al chiclanero y sus formas y eso se palpa en las tablas. Evidenció el cantaor el porqué del lugar en el que está situado en el panorama flamenco actual, mérito propio, sin más.
Fin de fiesta con todos sobre el escenario y promoción del Tío Pepe. Añadiré que, tal y como le comenté a mi amigo y compañero David Montes in situ, me cortaría una mano por ser capaz de dar una vez en mi vida media patá del Capullo.
Noche de Solera y Compás en el patio de la Tonelería de la bodega González Byass, presentada por Juan Garrido. ¿Sueña Flamenco? Seguro que tras esta noche sí.
Fotos de Claudia Ruiz.
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