Ha comenzado la segunda edición del Ciclo Flamenco Joven en el Teatro Conde Duque y que programa Antonio Benamargo.

Su estructura, como siempre, una muestra de las tres disciplinas del flamenco, guitarra, cante y baile, expresada a través de artistas menores de 30 años, a excepción de esta primera gala, en la que los protagonistas son los padrinos del ciclo y que esta vez eran dos leyendas vivas del baile, La Uchi y Tony «el Pelao».

Comienza la noche a las cuerdas, con Samuelito, guitarrista francés, entusiasmado con la idea de tocar en Madrid y tener la oportunidad de mostrar su arte. Lo hizo solo en las tablas, únicamente acompañado por su sonanta, interpretando tres composiciones propias, la primera «Respiración», Rondeña, continuó con Alegrías «Río del Pasado» y para rematar las Bulerías de «El Viajero», que dan nombre también al disco en el que podemos escuchar todas ellas. Dulzura en las manos, recital lleno de sensibilidad y de gran gusto a la hora de sentarse frente a un público y saber estar y proyectar.

Tras él, Filo de los Patios, madrileña que últimamente está presente en todos los ciclos de la capital, interpreta cuatro cantes, comenzando por Malagueñas, con Alegrías de cosecha propia, inmersas en su disco «Flamenquería»,  Filo siempre acierta. Nunca faltan en sus actuaciones las Seguiriyas. Esta vez terminó por Fandangos, y antes de lo que le hubiera gustado, pues se notó que estaba tan cómoda en el escenario que hubiera seguido cantando un buen rato, pero ya sabemos, el tiempo manda. Filo tenía una baza asegurada, y es que ir acompañada de Antonio Carrión al Toque, es garantía de éxito, qué gitanería la suya!

El final de esta primera etapa con baile, el de los padrinos, La Uchi y Tony «El Pelao», acompañados por parte de su saga al toque y al cante, llegaban al Conde Duque acogidos por un público deseoso de admirarles. Por desgracia no es muy habitual verles sobre los escenarios, así que son ocasiones que no pueden desaprovecharse. Como era de suponer no decepcionaron, al revés, salimos de allí con el sentimiento de haber vuelto atrás, a ese tiempo en el que el Flamenco se bailaba despacio, sin alardes de exageración, con una sencillez exquisita y una elegancia y presencia que solamente con pisar el escenario, levantar los brazos y mirar al público, se llena la sala de virtuosismo. Sin golpes de pecho, sin tirarse al suelo, solamente despacito y a compás.

Entre los números de baile a destacar la Farruca, interpretada por El Pelao dictando sentencia de unas maneras que ya no se hacen, y las Alegrías de La Uchi, que marcan escuela.

Que alguien rescate esta forma de bailar!! Con el público en pie, fin de fiesta con todos los artistas sobre el escenario y palabras de agradecimiento del Pelao, ramos de flores y sentimiento de haber presenciado momentos, que van a ser difíciles de repetir, cuánta emoción!

Fotos y vídeos de Carmen Fernández – Enríquez.