Hace un par de semanas recibimos la llamada de Juan, presidente de la Peña Paco del Pozo, avisando de su programación para el día 17 de Febrero. Según escuché el cartel, lo tuve claro, era una noche de estas que uno no se puede perder.
Rompiendo todos los moldes la peña se desbordaba de gente que pensó igual que yo y más de cien personas quisieron presenciar lo que en la Sala García Lorca de la Fundación Casa Patas iba a ocurrir.
Nada más llegar el ambiente cargado de nervios, de ilusión, de aires jondos. Tras un ratito de charla en el hall de la sala, donde por cierto podía comprarse el nuevo disco de Paco del Pozo, «En Este Momento», entramos a posicionarnos con la suerte de tener un lugar privilegiado para ver el recital. Esa ventanita pegada al lateral del escenario desde la cual uno puede no solo escuchar si no, casi palpar a los artistas.
Presentación del espectáculo por parte de Juan, por Tonás, compuestas y cantadas por él mismo, con la siguiente letrilla:
«Esta noche en esta Peña
noche de disfrutar
a quien le guste el flamenco
es noche de recordar.
Y si o es verdad
Si esto que yo digo no es verdad
que Pepe Torres me de
una patá!»
Y a continuación, como apertura, «El Perla» por Taranta. Pura exquisitez. Guitarrista de matices y virguerías transmitidas con una sencillez que hace que parezca fácil. Tras los aplausos suben Rubio de Pruna y Luis Moneo y se meten por Bulerías que Pepe Torres baila para dejar atónitos a unos aficionados hambrientos de arte y saciados de sobra en esta noche de vuelta a los orígenes.
Con un Cante del Rubio por Soleá donde dejó evidencia de lo alto que apuntan los artistas de su generación hoy en día, de nuevo suben Luis Moneo y Pepe Torres para bordar unas Seguiriyas en las que de fondo se escuchaba, «viva la casta de los Moneo»… Y es que cuando uno ve a Luis se le encoge el corazón. A parte de su evidente parecido físico a su hermano Juan, «El Torta», sus ecos y su metal son de esos que dañan. Es de esos claros ejemplos en los que la genética evidencia la pureza. También es de esos claros ejemplos en los que no por no ser el más conocido de sus hermanos es menos reconocido en el ámbito flamenco, pues Luis, cuenta, probablemente, con una de las voces más gitanas que hoy en día nos quedan. Así llegaba el descanso.
Descanso flamenco completamente, por su duración y por lo que se cocía por el backstage. Si te asomabas por los alrededores del camerino podías escuchar a Cancanilla cantar mientras el Tío Antonio el Marsellés y Moneo le daban compás, vamos, para quedarse allí y seguir la noche.
Cada uno ya en su sitio Malagueñas y Abandolao del jerezano y el tocaor. En la Soleá fue donde Pepe Torres se regodeó. Desde nuestra posición podíamos apreciar al milímetro la agilidad del bailaor con los pies, le técnica y el sonido de sus tacones al natural, sin microfonía, con la valentía que en estos tiempos eso implica porque muy pocos se atreven con ese toro.
Para acabar Bulerías y fin de fiesta en el bis. No sabemos cómo se cuajó la iniciativa de juntar sobre un escenario a estos cuatro muleros del arte y la genialidad expresada a través de la flamencura, sin conservantes ni colorantes. Flamenco. Sin más. Muy de agradecer. Viva lo puro!
Fotos y vídeo de Carmen Fernández – Enríquez.
2 Responses to “Luis Moneo, Rubio de Pruna, Pepe Torres y «El Perla», ¿se puede pedir más?”
21/02/2017
José Luis Gálvez Cabrera¡ Buena reseña María!,y ¡bravo por la peña paco del Pozo que supo unir a cuatro fieras del actual flamenco!
21/02/2017
María LarrocaMuchas gracias! Un lujo para mí que me lea alguien como tú!