07 de Julio, San Fermín, y mientras en el Norte celebran con Chupinazo y toros su Santo, en Jerez el «Encierro» era en el Alcázar. Mil cuatrocientas butacas preparadas para asistir a uno de los «Viernes Flamencos» que tenía como protagonista las «Voces del Alba» que Jesús Méndez tiene metidas en sus entrañas y que le han hecho dar forma a este disco, de letras compuestas por el propio Jesús, Farruquito, Bohórquez, David Lagos o Miguel Salado. Y si las letras están bien escogidas, los guitarristas que le acompañan son de órdago a la grande: Manuel Valencia, Antonio Rey, Dani de Morón, Manuel Parrilla y Diego del Morao.
Allí, en el Alcázar, todos acompañando al Jerezano por lo que la velada Flamenca prometía ser inolvidable. Jesús estaba contento, muy emocionado, con los nervios contenidos que uno tiene cuando es profeta en su tierra. Según sus propias palabras era una de las noches más importantes de su vida. Nos lo contó tras abrir el recital por Tonás.
Entonces invitó a Antonio Rey a salir al escenario y hacer por Alegrías, acompañados de Los Mellis, Diego Montoya y Manuel Salado, las delicias del público gaditano.
Las «Voces del Alba» son las de su disco y las de su niña, son voces que le hablan desde el corazón y le han dado madurez. Jesús, que ya gozaba de empaque y sobriedad sobre el escenario, ha ganado en frescura y en transmisión. Todo ello unido a una voz brillante y repleta de ecos de su tía La Paquera.
Especial la Granaína y la Soleá, acompañado de Parrilla y su genialidad. Con Manuel Valencia, escudero fiel de Méndez, que le entiende y atiende con su sonanta como nadie, aprovecharon para subirse al Columpio y meterse por Bamberas. La primera parte la cerraba «Alba» por Bulerías.
En la segunda parte, apertura guitarrística de Parrilla por Bulerías también, y después pasaron por las Tablas las cuerdas de Morón, que una vez más llenaba de armonía este enclave de la ciudad en el que se escuchaban los olés casi en cada rasgueo, fue el turno de los Tangos, con la percusión de Cepillo y Luis de Periquín que aportaron ritmo y compás pero dejando el protagonismo a las voces, y Soleá de Charamusco. Por último, Diego del Morao, «el swing de Jerez» con el que entraron en Huelva. Llegó el momento cumbre de la noche por Seguiriyas, dos titanes entrando a matar en esa plaza con el público entregado y en pie. Y tras el desaliento emocional, Bulerías, Jerez puro y duro, derroche de soniquete.
El fin de fiesta con Diego Montoya y Manuel Salado bailando y las posteriores pataítas de Manuel Valencia, Diego del Morao y Parrilla cerraban una noche que, por supuesto, acabó con la llegada del Alba.
Han pasado unos diez años de la primera vez que escuché cantar a Jesús en una Fiesta de la Bulería, desde entonces le he visto en muchísimas ocasiones en Madrid y Jerez. Han sido diez años de evolución continua, de crecimiento personal y profesional, de búsqueda y amplitud de conocimientos, tanto para Jesús, como para mí, pero en esta década, lo que no ha cambiado ni un ápice en él son esas formas y ese viejo de su garganta que hizo que ya nunca más quisiera alejarme de su Cante. Tres discos después o diecisiete Jesús, siempre contarás conmigo entre una de tus incondicionales.
Foto de Carmen Fernández – Enríquez ( Archivo VPF )
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