Domingo 21 de Mayo, Madrid, partido de fútbol en el que el Real Madrid se juega la liga, días previos de nerviosismo en el que millones de personas ansían ese momento y, de repente, entre el Bernabeu y Cibeles, la Sala Guirau del Teatro Fernán Gómez cuelga el cartel de «No hay Entradas» para recibir como se merece a Pastora Galván. A Pastora Galván, a sus músicos y al FLAMENCO, pues este espectáculo está enmarcado en el Festival Flamenco Madrid, que lleva desde que empezó colgando el mismo cartel.
La puesta en escena es sin florituras ni excesos, tan solo unas sillas de enea negras y poco más, lo importante es el Arte y cuando éste es de verdad, no hay necesidad alguna de envoltorios. La sevillana tiene un sello propio que no puede confundirse ni compararse a ningún otro, qué importante es la personalidad! La capacidad de llenar un escenario simplemente bailando, sin más. Entregando al público lo que mejor sabe hacer. Interpretando de forma sublime, con cada vestido un encuentro diferente con el respetable y con el propio cante. Qué importante es por cierto respetar al cantaor, no pisarle, saber escuchar….
La armonía entre bailaora y su elenco es palpable. Ella misma se encargó de presentar uno a uno a Antonio Amaya «Petete», a las palmas y al baile, dio unas pataítas que nos removieron, David «El Galli» y Jesús Corbacho al Cante, y El Perla al toque, al que la propia Pastora le dio las gracias por existir. Agradecimiento al que nos unimos pues no puede sonar más flamenca una sonanta. Piel de gallina ante un toque que corresponde en personalidad a la Galván y que empasta con el Cante de uno y otro de manera magistral. Soberbias gargantas las de el Galli y Corbacho, dos estilos completamente distintos que muestran al mundo los matices del buen gusto.
La Soleá fue para partirse las camisas y el ya conocido homenaje a Triana puso de pie a una sala de casi 800 butacas.
La difícil sencillez del Flamenco, esa fue la que se impuso anoche. La demostración una vez más de que esta cultura siempre deja alto el listón. Anoche señores, la liga no la ganó el Madrid, la ganó el FLAMENCO.
Fotos de Carmen Fernández – Enríquez.
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