El pasado domingo 27 de Mayo a las 20 horas, el Festival Flamenco Madrid en su cuarta edición recibió un cartel de excepción. El piano de Dorantes con un acompañamiento poco usual, músicos de otros mundos, de otras galaxias que hicieron el deleite de los allí asistentes y el acompañamiento de una bailaora muy flamenca, Pastora Galván.

David Peña Dorantes al piano, poco hay que decir de él porque no acabaríamos nunca si mencionáramos su historia, premios, etc. Lebrijano, gitano, hijo, nieto y sobrino de flamencos muy renombrados, cuenta en su bagaje con 5 discos y muchas composiciones propias que han interpretado muchos grandes, en los años 90 dejó claro a propios y extraños que el piano también era un instrumento muy flamenco ¿quién no ha tarareado su tema Orobroy alguna vez?

El contrabajo, singular por la persona y los sonidos negros que conseguía sacarle, de Adam Ben Ezra, no le conocía pero cautivó al público desde el primer segundo. El músico multi-instrumentista nacido en Tel-Aviv domina un auténtico arsenal de instrumentos varios, tuvo muy merecidos aplausos del respetable varias ocasiones, no es para menos.

Del saxo de Tim Ries no sé que podemos decir salvo que el americano fue profesor 11 años de Jazz en la universidad de Toronto y que ha tocado y arreglado música a los más grandes de este género, es habitual de los Rolling Stones con los que ha hecho varias giras, espectacular tenerle tan cerca y disfrutar su música a unos metros.

A la batería Javier Ruibal que de casta le viene al galgo, ole tú fenómeno.

El acto comenzó con puntualidad inglesa, y durante algo más de una hora estos musicazos nos llevaron a todos los rincones posibles de la armonía que se me ocurren, no sé si quedó alguna escala o modo por el que pasar, era imposible no estar pendiente de su lenguaje corporal, Dorantes dirigiendo el timón de la nave, los demás dejándose llevar a los remos de la música y el barco navegando hacia mil direcciones distintas. Se les veía disfrutar y al público también, así lo expresaban con sus aplausos al final de cada tema.

Allá por la mitad del evento, contrabajo, saxo y piano salieron a escena solos, en este orden, para interpretar una pieza, magistal Adam, sensible y emocionante Tim, sutil Dorantes, el público entregado con ellos.

Siguieron después el formato combo, interpretando Latin Jazz y en cuatro ocasiones apareció en escena para bailarle a la música Pastora Galván, sevillana, flamenca hasta durmiendo, se dejó llevar por los sonidos y bailó lo que en ese momento le salió del alma.

En algunas armonías percibíamos que el baile empastaría mejor en otras melodías al ser dibujos más característicos de lo jondo y yo eché algo de menos el Cante y menos enarmonías. Disfruté del conjunto y las genialidades varias y el público también porque terminamos todos en pie en un largo aplauso hasta que salieron los cinco a interpretar «Orobroy», para mí lo más flamenco de la noche. Me recordaron al maestro de Algeciras, Paco de Lucía, cuando acababa los conciertos y la gente no paraba de aplaudir hasta que no volvía a salir a interpretar «Entre dos Aguas».

Gracias por vuestras genialidades y miles de horas de habitación, la experiencia queda para siempre.

Fotos de Carmen Fernández – Enríquez.