La noche empezó por tarantos, Yeyé de Cádiz nos había prometido que cantaría estos Cantes de Levante y así arrancó su concierto. Acompañado de la inspiradísima guitarra de Pepe Núñez, continuaron por tientos.

Paco, presidente de la Peña El Duende, presentaba a Antonio como puro Cádiz, totalmente acertado, Antonio transporta a la tacita de plata, huele a mar y a la bahía. Con una presencia imponente y de suprema elegancia, se metió por malagueñas, con las que entró en calor, y llevó  su voz a su máximo esplendor, dando una auténtica lección del saber flamenco.

Yeyé conoce profundamente los cantes, o como él mismo dice, los cantes le conocen a él. Una vez escuchamos a Elvira López Hidalgo, con quien disfrutamos del concierto, contar que a ella, en el salón de su casa, Yeyé de Cádiz le había cantado la misma letra por 37 cantes distintos, efectivamente para hacer ésto, los cantes tienen que conocerte a ti.

Llegaron los tanguillos y después el descanso que fue interrumpido con la vuelta al escenario continuando el recital por soleá, con letrillas compuestas por el propio cantaor y dedicadas a su tío Chano Lobato. Las alegrías no podían faltar, con su tarantrantero, marca de los cantaores de Cádiz…Ya sabemos que por Jerez se canta tiri ti tran tran tran tran…

Subió a las tablas del Café Ziryab, Faustino, invitado por Antonio a recitar, “La Muerte de mi Caballo”, acompañado por la guitarra de Pepe, y sacando los aplausos de todos los allí presentes, que por cierto había llenazo. Es obligado decir que Pepe con su toque, no solo arrancó los aplausos en varias ocasiones, también los olés y jaleos de los presentes.

El Yeyé estaba tan cómodo que cuando anunciaba su cante por seguiriya decía: “si queréis estamos aquí hasta que pase el lechero”.- “Que decía el tío Sordera”, apostillaba Elvira por lo bajini.

Lo que iba a ser un final por Bulerías de Cádiz se convertía en una sorpresa por fandangos, con la generosidad y valentía de Antonio de cantar una letrilla, que improvisadamente le dio un aficionado que le había escrito por si la podía cantar. Esto es lo poderoso del arte, señores.

Y se resistía a bajar del escenario por lo que para rematar el recital nos regaló el “Carcelero” tantas veces interpretado por Caracol, y por el que confesamos se nos llegaron a saltar las lágrimas con la forma, el buen gusto y la emoción que le puso el Yeyé.

Gracias por tu invitación Antonio, gracias por tu respeto al público, gracias por llevar a los escenarios de todo el mundo el Flamenco en tu amplia trayectoria y sigue siempre haciendo tus letrillas por 37 ó 37.000 cantes!

Foto y vídeo de Sara G. Photography.