Jueves 26 de Noviembre de 2020, día lluvioso y frío en Madrid. La lucha entre la pandemia y la cultura sigue en pie de guerra, y en pleno centro de la capital, Joaquín San Juan en su Centro Flamenco Amor de Dios se ha propuesto ganar esta batalla mediante la cesión de este espacio para diversas programaciones.
Idas y venidas de bailaores, cantaores, guitarristas que van y vienen de clase en clase, cambios de vestuario y charlas a compás.
La tarde promete pues en el Studio 4 hay recital. Cante, guitarra y palmas. Lo que en un principio parece un escenario como otros tantos, se convierte en un lugar lleno de artistas y aficionados que asisten sin dudar a escuchar a dos compañeros que dieron su cien por cien. Cuarenta y cinco minutos de gloria desde el primero hasta el último pues el calor del público hizo que todo estuviera dispuesto para que vinieran los duendes. Y llegaron. Antonio Reyes y Joni Jiménez convirtieron este cuarto en un grandísimo escenario a golpe de Soleá, Tangos, Seguiriyas, Bulerías y Fandangos. Antonio es cálido en su Cante, templado y valiente y las tablas son su hábitat para la expresión. Toda la timidez y ese segundo plano que él mismo escoge cuando está fuera de la escena, se convierte en seguridad y en dominio absoluto de la situación en cuanto pone un pie arriba y consigue que el público lo aplauda sin haber abierto la boca siquiera. Es don de unos pocos elegidos conectar con el respetable nada más aparecer.
Joni lo acompañó, y le dio aún más presencia al eco. Sin excesos, sin querer protagonizar nada, se hizo con los jaleos y los oles en sus falsetas. Aportó sensibilidad, un soniquete bárbaro por Bulerías y un cáliz bellísimo en el acompañamiento por Seguiriya y por Soleá. Conozco bien a este guitarrista. Sé de la admiración que siente por Reyes y soy consciente de la responsabilidad que conllevaba para él este concierto. Saliste por la puerta grande, Jiménez.
Las palmas fueron de Tate Núñez y Juan Motos que sumaron para que cantaor y guitarrista estuvieran en lo más alto.
Rumores de satisfacción al acabar, los asistentes con ganas de más, cena y temprana recogida por el toque de queda aunque gracias a lugares como esta escuela, la Fundación Casa Patas y los diferentes espacios escénicos que están apostando por mantener puertas abiertas, la cultura vencerá.
Foto Archivo VPF de Carmen Fernández – Enríquez.
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