Por fin llegó el momento, parecía que no iba a suceder nunca pero, tras cuatro meses, entre Estado de Alarma y confinamiento, los diferentes escenarios van dando cabida a las propuestas artísticas y el domingo 29 de Junio, a las 20.15 horas, en el Mesón Villa Molero de Cabañas de la Sagra, sonó el Cante.
Nada más entrar fotos y cabezas de astados que consolidan un ambiente taurino en el que el cantaor protagonista se encuentra cómodo debido a su afición.
De entrada mascarillas y saludos algo tensos pues esta nueva normalidad nos tiene aún desconcertados, pero siempre puede la alegría del encuentro y el reencuentro que hace más fácil dar naturalidad a esta realidad tan surrealista.
Y, ahora sí, llegó el momento, Antonio Reyes salía al ruedo. Subía a las tablas santiguándose, tras la presentación de Rafael Molero, director de la sala y Carlos de Jerez que elogiaban la generosidad del cantaor al asistir a este tipo de espacios escénicos.
Acompañado a la guitarra por su hijo, Nono Reyes, y a las palmas por Tate Núñez y Juan Ramón Reyes, Antonio abría por Alegrías, con los nervios normales de volver a enfrentarse al respetable tras tanto tiempo, enseguida se metía en faena y se templaba por Soleá. Tangos. Seguiriya, en la que salió directamente a matar y recibió los oles de una plaza que tenía un público entregado a la causa. Bulerías y Fandangos cerraban el repertorio.
Meció el Cante una vez más, así como mece a sus músicos y los lleva a su terreno casi como director de orquesta con lo que consigue sacar lo mejor de cada uno. Nono Reyes mostró airazo por Bulerías y recibió también su reconocimiento mediante jaleos y aplausos. Otra de las alegrías de la noche pues tenemos cantera de guitarristas asegurada.
Invitación de Antonio al cantaor Jorge Molero para entrar por Fandangos y fin de fiesta con Carlos de Jerez y la petición a Reyes de que rematase por Luis de la Pica.
Puerta Grande. Noche de pañuelos blancos pidiendo las dos orejas y el rabo pues había mucho que celebrar. Era la vuelta a los escenarios de este gran cantaor, y la vuelta a los escenarios del Flamenco en sí. Un arte que se está viendo muy afectado por la pandemia pero a la que seguro va a sobrevivir.
Emoción contenida y fiesta que se acercaba al alba con gritos de celebración. Qué suene siempre el Cante!
Foto de Archivo VPF por Carmen Fernández – Enríquez.
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