La exquisitez y la elegancia llenaron la Sala de Cámara del Auditorio Nacional de Madrid. Esto es exactamente lo que representa la cantaora Rocío Márquez, exquisitez, elegancia y delicadeza, no se puede ser más dulce!
El recital clásico donde los haya pues la onubense tiene un repertorio escogido para rescatar cantes que no son muy habituales en los escenarios. Con el cartel de “no hay entradas”, la Guajira, Serrana y Abandolao, Peteneras, El Romance a Córdoba, interpretado de manera formidable para recordar a Marchena, aunque éste estuvo presente en casi todo el concierto, al igual que Morente, dos indispensables en la vida de Rocío y que volvió a hoenajear por Levante y en la Milonga.
Hubo Tangos, de Graná, pues iba Rocío mejor acompañada imposible, por la guitarra del gran Miguel Ángel Cortés, que acorde tras acorde envuelve a un público más clásico que Flamenco pero que, gracias a esta noche programada en el Ciclo Andalucía Flamenca, pudieron conocer algo más de esta cultura que mueve por dentro a todo el que se le acerca.
Por Caracoles llegaba el final pero tras la enorme ovación, Rocío cantó por Seguiriya, dedicada a su amiga Isabel Cordero, que recientemente se fue.
No les quedó más remedio que hacer otro bis ya que los aplausos no cesaban en un patio de butacas entusiasmado con las dos horas de Cante, Guitarra y Palmas, por cierto, de Los Mellis, que habitualmente son compañeros de Rocío en el escenario. Pues éso, bis por Fandangos, claro! Es que si no nos faltaría algo…
A la salida murmullos sobre la calidad de una tarde escogida al detalle, y resuelta de forma impecable y llena de auténtica belleza.
Fotos y vídeo de Carmen Fernández – Enríquez.
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