Zambra cocinada a fuego lento, así comenzaba el recital de Antonio Reyes y Diego del Morao el pasado viernes 15 de Noviembre en el Auditorio Nacional de Madrid. El chiclanero marcando territorio y formas por Alegrías, a su manera, despacito y a compás, sin prisa alguna como en todos sus Cantes. Que Antonio es miel ya es redundante decirlo pero que estamos ante uno de los cantaores que más afición sigue concierto tras concierto es innegable. Si además lo acompaña el hijo de Moraíto, la expectación es máxima pues Diego está considerado entre los top cinco del ranking para la mayoría de artistas y aficionados. Creo que es la primera vez que he visto a Antonio cantar acompañado también por percusionista, en este caso Luis de Periquín que aportó con la misma suavidad de Reyes. Las palmas nunca faltan, Diego Montoya y Tate Núñez suman en compás. Soleá y Seguiriya rodeadas de silencio y escucha del público. Y por Tangos que nunca falla, conecta de inmediato con el respetable, con mucho tiento, eso sí. La sorpresa vino con “Aires de la Alameda”, del grupo Alameda, que el cantaor va a incluir en su nuevo disco y que interpretó por primera vez en Madrid con gran ilusión. Una versión que ha hecho completamente suya, flamenquísima, y que lleva completamente a su terreno. Bulerías para terminar y bis por Fandangos. A pesar del constipado Antonio salió del Auditorio con la entrega del público que a la salida comentaba su capacidad para emocionar. Grandes escenarios para grandes artistas y el Flamenco de nuevo llenando espacios como absoluto protagonista para que nadie se olvide de que es una de las más importantes formas de expresión cultural.

Fotos cedidas por CNDM de Elvira Megías.