No era muy fácil elegir a qué concierto asistir el viernes pasado puesto que Madrid contaba con la presencia de grandes carteles, eso sí, a la misma hora en diferentes lugares, lo que hacía imposible asistir a todos…
Jesús Méndez con Manuel Valencia en la Berlanga que creo estuvieron inmensos, como es habitual. El Granaíno por otro lado, del que no nos han llegado noticias pero conociendo su cante y que iba acompañado por El Camborio, seguro que también lo estuvieron…Más tarde Los Rubios….En fin, que nos decidimos por Rancapino Chico y La Macanita.
El marco incomparable: los jardines del Museo Lázaro Galdiano. Ya hora y media antes había gente haciendo cola para poder entrar puesto que el acceso era libre y con una capacidad de 120 plazas. Finalmente todas las sillas ocupadas y los alrededores de éstas con gente en pie que no quiso perderse tal acontecimiento.
Pero vamos al grano, al Flamenco en sí. En el ambiente se respiraba que la noche prometía. En camerinos, tras la prueba de sonido Tomasa hacía algunas recomendaciones a Alonso que éste escuchaba con atención y absorbía cual esponja…
A las 21 salía el Chiclanero al escenario acompañado por Paco León esta vez. Tras saludar y agradecer al público su presencia se arrancaban por Soleá. Detrás nuestra había una serie de aficionados al Cante de este artista que comentaban lo que les gustaba por este palo…Cambio de tercio y Alegrías, con el compás de José Rubichi y Manuel Cantarote ya sobre las tablas, Rancapino Chico tiene especial transmisión por ellas lo mismo que por Tangos, que esta vez hizo con letrillas diferentes a las habituales en su repertorio.
Su dulzura y susurro de repente se ponen en pie por Fandangos, caracoleros, y pone boca abajo el patio de butacas, aunque a nuestro parecer, fue el final de su recital, por Bulerías, ya con su voz y el calor del respetable “metío” en su piel, donde se coronó el Viernes.
Tras un breve descanso, y con la noche recién llegada ( el horario del concierto no era el habitual de los flamencos), Tomasa, La Macanita, Jerez puro, el de ella y sus acompañantes, al Toque, Antonio Higuero, habitual guitarrista de Rancapino Chico que esta vez vino para tocar a la cantaora. Al compás, Macano y Chicharito. De primeras Alegrías, y después por Soleá.
Los jaleos de “Como cantas de gitano, Tomasa!”, son habituales en cada uno de sus recitales. Las Malagueñas siempre están en su repertorio, y esta vez, con el Toque de Higuero se hicieron aún más especiales.
Tientos y Tangos, cuando ya casi llegaba el final, que fue por Bulerías con baile de Tomasa incluido como es habitual. Su raza y elegancia enmarcan y reafirman las tablas y trayectoria de esta mujer que es artista desde que la parieron y ya solo con 4 años cantaba y bailaba de daba gloria verla.
Un trozo de Cádiz en Madrid, inmerso en la programación de la Suma Flamenca, fue de lo que pudimos disfrutar los allí presentes y, mediante estos vídeos, vosotros.
Fotos y vídeos de Carmen Fernández – Enríquez.
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