Dos noches, dos. El fin de semana completo entregados al baile de un artista que no tiene igual, y en esto, coincidimos casi todos los aficionados y, desde luego, todos los que cualquiera de estas dos noches hemos pasado por el Café Berlín.
Dos noches, dos. Dos noches en las que Farruquito ha vuelto a dejar huella en Madrid, una huella de pisada silenciosa pues Juan jamás, y recalco, jamás, patulla el Cante, que en esta ocasión venía por parte de “El Perre” y Juañares.
En un encuentro especialmente cercano al público, y acompañado al toque por un magistral Pino Losada y a la percusión por Bandolero y “El Polito”, no necesitó más que un baile por Alegrías y otro por Soleá para poner boca abajo el I Festival Flamenco de Club.
Entre el público caras como la de Diego “El Cigala”, Tío Ramón el Portugués, Kiki Morente, Juan Habichuela Nieto, “Rapico”, Pol Vaquero, David Paniagua, Isaac de los Reyes, Rocío Díaz, Piraña, Sabu Porrina, Lucas y Juan Carmona o Josemi Carmona, que como nosotras hizo doblete.
La espera fue larga, pues la cola de entrada daba la vuelta a la esquina y una vez abajo, la antesala a la salida del genio, la protagonizaban su elenco de músicos con unos Fandangos para abrir la noche, un intenso solo de guitarra y un baile del Polito por Bulerías que también levantó pasiones.
Los olés no cesaban. Las puestas en pie del respetable eran continuas. La noche del viernes, en la que fuimos acompañadas por una sueca afincada en New York y un ecuatoriano, que quisieron vivir su Experiencia VPF y que no había visto flamenco jamás, la podemos resumir en las palabras de Anna – “no he entendido una sola palabra de lo que cantaban, ni he entendido nada de lo que estaba sucediendo, pero no he visto nada tan impresionante en mi vida”.
El sábado quienes hablaban eran sus compañeros y destacaban – ” solamente hay tres bailaores que hayan hecho así la Soleá, Farruco, Güito y él, Farruquito”.
Dos noches, dos, en las que el fervor, la elegancia suprema, el saber caminar, saludar, parar, silenciar y avivar el cante y el toque a través de unos tacones y el alzar unos brazos muestran sin duda la grandeza del Flamenco. Juan conjuga en su forma de expresión el baile de sus ancestros y la modernidad más rotunda a un mismo tiempo. Larga vida al rey!
Fotos y vídeo de Carmen Fernández – Enríquez.
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