“Ole con Ole y Olé”… Con esta banda sonora de fondo registrada en nuestra cabeza hemos vivido tres días en el prestigioso Festival Flamenco de Jerez. Un Festival con una visión global, en cuanto al baile sobre todo, que va más allá del flamenco tradicional y una vez más apuesta por la apertura de miras en sus propuestas artísticas.
Nada más bajar del tren nos dirigimos al hotel en el que se respira el ambiente festivalero desde la puerta. En el ascensor, primer encuentro con la periodista Silvia Cruz Lapeña que nos pone en antecedentes de lo que ha ido ocurriendo antes de nuestra llegada. A las nueve en punto de la noche Patricia Guerrero en el teatro Villamarta, no sin antes pasar por la bodeguita que reúne a periodistas, artistas y demás aficionados para ir entrando en calor.
Patricia pone sobre escena su espectáculo “Distopía” encuentros y desencuentros entre sentimientos llevados a las tablas desde el dominio más absoluto que esta bailaora tiene de su cuerpo y acompañada por un elenco con un guitarrista excepcional como es Dani de Morón. Fue el concepto del espectáculo en sí lo que a mí más me ha costado entender pero a la ejecución del mismo no se le puede poner ni un pero, Patricia baila “pa rabiar”, esa es una indiscutible cuestión.
Además de la programación oficial, Jerez de la Frontera ofrece muchas alternativas en su Festival Off de la Guarida del Ángel, lugar al que nos acercamos pues, El Perla tocaba en el espectáculo que ofrecía la bailaora Manuela Ríos. Con un formato tipo tablao y la sala llena, disfrutamos de su baile al que se añadía el Cante de Enrique “El Extremeño” y el arte del sevillano Luis Peña. Para fin de fiesta, la mujer del Extremeño, la Polvorilla, remató con mucho arte cantando y bailando. Pero no acabó ahí la noche pues en la Guarida se forma reunión y se escucha cante hasta casi el alba.
Tras las correspondientes ruedas de prensa de cada mañana el día transcurre en la ciudad entre charla y charla y vino de la tierra alrededor de una mesa en la que encontramos a periodistas, artistas, aficionados y personas de diferentes procedencias, relacionadas con la industria flamenca, que se unen en torno a un potaje de berza. Esta es la esencia del Festival como complemento al Arte en cuestión.
Con La Moneta y Graná finalizaba la jornada oficial del miércoles con “GRANADA, solo tiene salida por las estrellas”, una muestra de la forma de entender este género que trasciende a través de poetas, cantaores, tocaores y por supuesto de la manera tan particular en la que se entiende el baile en la cuna de Lorca o Marote.
Llegó el Jueves, y con él, los vueltos más altos de una Paloma que sorprendieron y sacaron el fervor y las “patás por Bulerías” a modo de aplausos del público que acudió a la sala Paúl a ver bailar a la Fantova. “Cuna” son sus recuerdos, sus raíces. Es su niñez junto a su abuela, que representada por la enorme tía Juana la del Pipa, encarnaron todas las etapas de la vida de esta bailaora desde la difícil sencillez del flamenco por el flamenco sin añadidos. Cante, guitarras – de Caño Roto por cierto- , violín, percusión y la parte más salvaje de Paloma.
Como despedida de nuestra aventura jerezana no podían faltar las Peñas, así que nos acercamos a la de la Bulería, previo paso por el bar de la Plazuela en el que nos recibía nada más y nada menos que Periquín, guitarra en mano, por Bulerías, of course. Ahora sí Jerez puro y duro con Carmen Herrera rodeada de Domingo Rubichi, Carlos Grilo, Ana de los Reyes, Carmen Grilo y José Mijita como artista invitado que en este ambiente peñístico pusieron el broche perfecto a nuestro viaje al centro del Flamenco.
Una vez más, no puedo decir otra cosa que Ole con ole y Olé!
Fotos de Javier Fergó cedidas por el Festival de Jerez.
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