3 de febrero de 2018, una noche más el Café Berlín se viste de gala para recibir un elenco especial, cartel de no hay entradas, Pedro el Granaíno, el piano de Pablo Rubén Maldonado y la percusión de Bandolero, sólo 3 artistas en escena… Suficiente para el deleite del público que allí asistimos.

Pedro Heredia Reyes, nació en Granada en 1973, gitano, criado en un ambiente flamenco, con 18 años se mudó a Sevilla y cantó en múltiples compañías sobretodo con la familia de los Farrucos, y con su evolución permanente en muchos festivales y peñas. Su voz está llena de matices, de colores, de tonos y semitonos que hacen al público detener el tiempo en muchas ocasiones por la manera de paladear las notas, de parar y matizar el cante. Sus maneras me recuerdan a varios Maestros eternos que admiro y seguramente él también, aunque lo interpreta de una forma muy personal y con mucho gusto. Me refiero por el concierto del pasado sábado a tres principalmente: Camarón, Morente y Caracol… “Casi ná”.

Para los guitarristas y aficionados que allí acudimos acostumbrados al formato flamenco más puro, Cante-Guitarra, encontrarnos sin la sonanta y las palmas, con un piano y un set de percusión para escuchar un recital de cante bastante profundo, nos hizo abrir la mente y generar unas expectativas difíciles de medir o cuantificar. El resultado, a mi entender y por las reacciones de los asistentes fue de sobresaliente.

Pablo Rubén Maldonado, pianista, granaíno, flamenco, músico… No me puedo imaginar las miles de horas, el trabajo y lo que hay que sentir en las entrañas para acompañar así cualquier palo, esperando las notas, recogiendo el cante, sonando a lo que es, flamenco cuando acompañas flamenco ¡qué difícil … Fiera!.

José Manuel Ruíz Motos, Bandolero, percusionista madrileño, nacido en1976, totalmente activo en un sinfín de festivales, dando ese soporte rítmico al cante de Pedro y al piano de Pablo, sin molestar, dejando fluir, con oficio, como un colchón imprescindible …¡Caminando! .

Es casi imposible describir ciertos momentos y pellizcos que se fueron sucediendo durante la velada si no tuviste la suerte de vivirlos en directo pero intentaré resumirlos conceptualmente. Comenzó el recital por soleá con un recorrido por varios estilos de este palo de menos a más dejando a los asistentes sin respiración en algunos momentos, bestial. Continuaron por tientos, muy muy despacio, con mucho gusto, con notas de paladar, comenzando por Morente con tres letras y siguiendo “La Leyenda del Tiempo”, tuvimos dos explosiones de oles toda la sala, increíbles estos tientos, momentazo. Nos trasladamos después a Granada, con un cante por Granaínas, se nota que no lo estudiaron, lo vivieron desde niños viendo la Alhambra de fondo. Comenzó Pedro después con un fandango que grabó Camarón de Enrique Morente “También nos condena a muerte ,cuando Dios nos dá la vida, también nos condena a muerte y por eso en esta vida y el que es malo se arrepiente…ay… en su última agonía”.. Agua! Para ligarlo con unos tangos muy granaínos que nos transportaron al Albaicín. Un breve descanso .

Comienza la segunda parte con una pieza instrumental de los músicos de Latin-Jazz, música en estado puro. Después un repaso por zambra que encerraba varios palos en sus entrañas; un poquito por soleá de Tomás Pavón y varios fandangos de Caracol que nos partieron el alma.. Sin palabras. Para terminar 9 minutos por bulerías con mucha intensidad, recordando en muchos momentos a Camarón de la Isla, mucha parte del público dando las palmas a compás con mucho soniquete, estábamos muy a gusto. Terminaba el concierto y el respetable en pie aplaudiendo y pidiendo más Pedro se vino alante sin micro y nos regaló varias tandas de fandangos naturales muy valientes, sin música…nos supo a tan poco!¡Cómo disfrutamos ese momento, eso ya no nos lo quita nadie!

¡Gracias a Pedro el Granaino, Pablo Rubén Maldonado y Bandolero por traernos los duendes granainos a Madrid!¡Noche para el recuerdo!.

Foto de Archivo VPF por Carmen Fernández – Enríquez.