El sábado 12 de Diciembre vivimos una noche de Flamenco Monumental en el centro de Madrid, tal y como vaticinaba el cartel del Festival presentado por Juan Verdú, con la intención de revitalizar el flamenco en los escenarios de los teatros de Madrid.

En el Hall del Teatro Monumental de Madrid, previo al concierto, se escuchaban los comentarios de los asistentes, celebrando este festival y el impulso necesario para el flamenco en estos recintos de la capital.

Una vez dentro, pudimos disfrutar de la magia de grandes figuras que nos dejaron en la retina lo mejor de cada uno de ellos.

Comenzó José Mercé despacito, cantando por Soleá, acompañado soberbiamente por la guitarra Jerezana de Alfredo Lagos, centrando ambos al público y metiéndonos en el ambiente que requiere el flamenco de respeto y atención por lo que pueda venir. Continuó el cantaor Jerezano, deleitando con unos fandangos naturales y remató “un poquito por Alegrías”, como él mismo anunció. Nos dejaron con ganas de más, sin lugar a dudas. La noche prometía.

Tras el cambio de configuración de sonido, aparece el Maestro Gerardo Núñez con su guitarra, escoltado por su percusionista habitual “ El Cepillo”, comenzando por una Rondeña magistral, en la que se hizo hueco un solo espectacular de percusión, que arrancó una ovación como reconocimiento al buen gusto y saber hacer de un cajón acompañante de su talla. Melodías embrujadas, ejecución impecable, composiciones increíbles que nos hicieron disfrutar de la oportunidad que supone, tener a un grande de la guitarra enfrente. Siguieron los dos por bulerías, rompiendo el compás en trozos y volviéndolo a engranar cuando esto parecía imposible, remates complejísimos, llenos de fuerza y de sabiduría que arrancaron una gran ovación por parte del respetable. Para terminar, sus Sevillanas “Sevilla”, del disco Calima, pusieron el broche final a su intervención.

Nuevo cambio de escenario, 4 sillas esperando a la “señora”, como se escuchaba decir de manera respetuosa en el patio de butacas, y a sus acompañantes. Apareció sencilla, y cercana como siempre Carmen Linares. El público la recibió con un gran aplauso que recogió con ambas manos hacia su corazón. Comenzaron por Mirabrás y por Cantiñas, a su izquierda, el guitarrista Salvador Gutiérrez, y a su derecha, a las palmas y coros, Juani y Rosario.

Carmen nos ofreció cantes por soleá, por tientos, por tangos, y terminó para rematar con unos aires de Huelva, en los que sonaban versos del poeta Juan Ramón Jiménez. Fue en los fandangos donde Carmen Linares, haciendo gala de su generosidad, nos dio la oportunidad de admirar las dos grandes voces de sus acompañantes cantando por fandangos. “Carmen, eres la mejor del mundo”, esas eran las palabras que varias personas del público lanzaban hacia ella.

Como broche final, aparece en escena bailando por soleá “La Moneta”, acompañada por Luis Mariano al toque, Juan Ángel y Sergio Gómez “El colorao “al cante y Miguel “El Cheyenne” a la percusión.

Baile de raza, de fuerza, de arte, de rabia, de clase. Todo eso fue lo que vimos a través de sus coreografías, interpretadas sobre músicas maravillosas, llenas de recortes endiablados ejecutadas con gran precisión por parte de sus músicos, la misma que pudimos ver en sus pies, en sus manos y en sus brazos jugando por Jaleos, por Verdiales, por tientos y por Tangos. Destacar la belleza de principio a fin de su visión de una espectacular Zambra que nos trasladó en el tiempo y en el espacio.

Sin lugar a dudas, los asistentes tuvimos la suerte de vivir una noche de flamenco del bueno.