Flamenco en el Botánico

Noches del Botánico, el Real Jardín Botánico de Alfonso XIII vestido de Festival en el que lo mismo puedes comerte un perrito que un bocata de jamón o beber cualquier tipo de cerveza, cocktail y refresco que los patrocinios ofertan.

Esta noche el Festival se ponía Flamenco, Diego “El Cigala” anunciaba su concierto como “El Cigala y Amigos” y justo antes de que el cantaor subiera al escenario, la guitarra flamenca era protagonista con el más joven de una saga granaína de renombre, los Habichuela.

Juan Habichuela Nieto salía solo a las tablas para mostrar una generosidad pasmosa hacia el público en su toque, pues a pesar de los problemas que tuvo con el sonido inicialmente, y de escucharse él mismo más bien poco, dio de sí lo mejor que tiene. Rondeña y Granaína. Se acompañó después de un elenco formado por la percusión de su primo Juan Carmona, la segunda guitarra de Daniel Melón y el bajo de Kostan González. Hubo Bulerías, Tangos y Rumba pero donde personalmente pienso que Juan brilló fue en la Danza Árabe de Sabicas. El Homenaje al Maestro de Pamplona brilló con sentido propio.

Habichuela aclamado por el público y, tras un descanso, aparecía el esperadísimo Diego. Gitano del rastro, que tiene uno de los ecos más profundos que he escuchado. Pero “El Cigala” no está en su mejor momento. Comenzó por Bulerías, recordando a Camarón, Soleá y Tarantos, lo intentó pero no llegó, su voz estaba a medio gas. Fue en la parte en la que entró en los Boleros en la que el Maestro se sintió más cómodo y se notó en el patio de butacas. Escribo desde la tristeza pues Diego “El Cigala” es uno de los cantaores que me acercaron y me dieron a conocer el Flamenco. Comencé a escucharlo siendo una niña y tengo su rajo de “Undibel” metido en los sentidos desde entonces. Parto de la base de que “Lágrimas Negras” es para mí uno de los mejores discos de la historia de la música y “Picasso en Mis Ojos” obra maestra. Eso sí, los amigos de Diego para este recital eran de órdago a la grande, las guitarras de Diego del Morao, Antonio Rey y Paquete, piano de Yumitos, Marco Niemietz al contrabajo, percusión de Piraña y palmas del Tobalo, Juan Motos y Juan Romero. Este elencazo dio una lección de música, de acompañamiento y de saber salvar la situación para sacar de un artista lo máximo que esa noche podía dar, porque eso sí es cierto, él se entregó.

Te espero en tu próxima parada Diego, para volver a escucharte, para encontrarte de nuevo, para que vuelvas a pellizcar mi alma como tantas y tantas veces, porque a pesar de todo, me sigo quedando con un tercio regular de tu Cante antes que con una hora excelente de muchos.

Fotos de Archivo VPF Carmen Fernández Enríquez.



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