“Ganas me dio de llorar
El otro día fui a La Línea
Y ganas me dio de llorar
Los bares estaban vacíos
En la Línea ya no hay na
Con lo que la Línea ha sido”
Así cantaba Camarón por Tarantos a esa tierra en la que tantos años vivió y en la que han crecido sus hijos. No quiero ser yo quien contradiga al genio pero tras tres días allí, diré que en la Línea hay un rinconcito lleno de magia situado en un pequeño soportal de la calle del Rocío, en forma de Peña Flamenca, que tras cuarenta años de existencia, continúa programando con ilusión y con el convencimiento de que la lucha por el Flamenco desde las Peñas debe seguir adelante. Para muestra, el Congreso anual que organizan y que en esta ocasión ha celebrado su cuarta edición dedicada a los medios de comunicación.
Conferencias, recitales, exposición de fotos y mesas redondas, bajo el nombre de Antonio el Chaqueta, que sus socios y amigos rodean de afición y hospitalidad al forastero que acude con ganas de ser partícipe de la flamencura del Campo de Gibraltar.
Resaltaba Pepe Castaño en su conferencia la importancia de ser ser “aficionao” más allá de los gustos propios de cada uno y en ese sentido, creo, debe ir la línea de programación de las Peñas Flamencas, dando cabida tanto a jóvenes valores como figuras ya más consagradas o, como ha sido en este caso, rescatando artistas que tras años de retiro deciden volver, Paqui Lara así lo ha hecho, acompañada por Manuel Peralta al toque, y además rodeada de cariño ya que jugaba en casa.
Como remate y cierre del Congreso, Antonio Reyes al Cante, acompañado por su hijo Nono Reyes a la guitarra y las palmas de Tate Núñez y Sheriff hijo, que a pesar de las dificultades del sonido, pelearon y ganaron con el repertorio habitual del cantaor que siempre sale invencible de las plazas en las que torea. Un fin de fiesta con Morenito de Íllora padre e hijo al frente, dejando sello propio, personal e intransferible, y siendo profetas en su tierra.
No podía haber reunión sin potaje, el de Chume, cocinado a fuego lento, con el cariño y la exquisitez de esas personas que uno se cruza en la vida y que ya quiere quedarse para siempre. La misma exquisitez que la de la junta directiva de la Peña Linense, con Enrique Morales al frente, en el trato o que la hospitalidad de un jovencísimo José Campos, Morenito hijo, que está luchando por su hueco en el Cante y que seguro lo consigue porque dispone de tesón, paciencia, afición, pone corazón al cante y entiende su trayectoria despacito y a compás. Gracias, gracias, gracias. Me quedo con lo mejor de la Línea, su gente.
Fotos de Juan Moya.
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