Domingo, siete y media de la tarde. Sala verde de los teatros del canal, Suma Flamenca 2017, aforo completo. Rafael Riqueni aparece en El Centro del escenario guitarra en mano. Se sienta y comienza la presentación de “Parque de María Luisa”.
El maestro le ha hecho una gran oda musical al parque. Verle desgranando cada una de las piezas de su nuevo disco, interpretando con tanta elegancia, precisión, sensibilidad y maestría, nos ha emocionado a todos los presentes.
A cada tema le sucedía una enorme ovación como respuesta a la entrega de Rafael que a su vez nos colmaba con un gracias sincero.
Los que conocemos el parque de Maria Luisa, sus perfumes, sus sonidos, sus colores, rincones, su magia… pudimos soñar entre las notas de esa guitarra que parecía haberse empapado de sus jardines y glorietas para llenarnos de sensaciones y recuerdos. Y los que no, se emocionaron igualmente pues la música que escuchamos era de una belleza llevada a lo sublime.
Rafael Riqueni, para esta ocasión venía acompañado por grandes músicos. Quinteto de cuerdas formado por dos violines, viola chelo y contrabajo. El gran Gautama del Campo, Chiqui Cienfuegos, Javier Barón, y un joven guitarrista moguereño, Álvaro Mora. Además de llevar un buen comando al compás con Luis Amador a la percusión y batería, Juan José Amador, José Amador y Diego Amador a las palmas, aunque este último, apoyó en algunos temas a su primo Luis a la percusión.
Anunció Riqueni después de tocar unas hermosas bulerías, que habría un descanso de 15 minutos y una segunda parte de flamenco. Y así fue. Salimos para refrescarnos, pues el domingo apretaba el calor y de la emoción teníamos las gargantas secas.
Volvimos a nuestros asientos y comienza la segunda parte con el maestro solo con su guitarra tocando por levante, y llegaron la soleá, los fandangos de Huelva… y de nuevo el público maravillado y entregado ante esa forma de tocar y de transmitir. Flotaba la emoción en la sala, iba y venía de las butacas al escenario como las palomas del parque…
Aplausos, oles y bravos de cariño y de profunda admiración.
Las bulerías Romero verde y Puerto Camaronero dedicadas a Lole y Manuel Molina fueron el delirio de los presentes, el grupo completo tocaba, Javier Barón salió de nuevo a bailar y al finalizar las bulerías saltamos de nuestros asientos para aplaudir fervientemente al maestro. No cesaban las palmas y los bravo, y de nuevo, se sentaron para regalarnos una rumba en el que cada músico se despidió del público madrileño con “un solo” en el que recibieron aplausos individualmente, el más intenso fue a Gautama, pues el trianero hizo un solo con el saxo de un nivel magistral.
Riqueni estaba pletórico y muy contento de estar de nuevo en Madrid y a sabiendas de que entre el público había mucha gente que lo quiere de verdad, amigos y compañeros suyos. Tanto es así que todos nos emocionamos aún más, cuando desde el fondo de su corazón agradecía la entrega y nos dijo emocionado: “Creo que este es el día más feliz de mi vida!”
Rafael Riqueni, maestro, gracias por existir y darnos tanto.
Fotos de Archivo VPF por Carmen Fernández – Enríquez.
Texto de Rocío Díaz.
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