Un artista…

Mario Maya.

¿Y uno vivo? …

Maolete, los Maya son la fuente donde siempre me he inspirado.

Un nuevo flamenco…

Para mí lo nuevo no existe, el Flamenco está ahí desde años ancestrales. Creo que una soleá, una seguiriya o un taranto tienen que oler a la esencia que dejaron los grandes. No podemos disfrazarlo tanto.

Un palo…

El palo de mi vida era la Soleá pero ahora me siento muy a gusto en la Seguiriya.

Una letrilla…

Cuando me canta “Que se murió mi mare” por Seguiriya Pepe “el Bocaíllo”:

“Murió mi mare

solo me quedé

desamparao y sin calor de nadie

ay fatiguitas pasé”.

Ahí saca de mí ese palo que lo tengo dentro. Es muy fuerte. Intento bailar solo de brazos porque es tan bonito que no quiero meter ni un pie para no molestar al cantaor.

Una actuación para el recuerdo…

Si tengo que elegir una, se me quedó en el recuerdo cuando bailé para Michelle Obama por Soleá mientras recitaba un cantaor de Granada los “Sonetos del Amor Oscuro” de Lorca. Sé que no entendía el lenguaje pero lo estaba sintiendo, tenía los ojos impregnados en lágrimas, además lo hicimos dentro de una cueva de Granada, un sitio muy especial.

Tu próximo espectáculo…

Tengo cosas que se están cerrando pero yo ahora estoy trabajando mucho en que Alba Heredia e Iván Vargas salgan a los escenarios haciendo flamenco si trampa ni cartón.

También tenemos una cueva en Sacromonte, “La Cueva de la Rocío” que es un restaurante y tablao.

Define Flamenco…

Una vida entera. Yo empecé en el vientre de mi madre, me crié en una cueva, he visto bailar todos los días a las gitanas desde niño. También creo que uno cumple una edad y hay que dar paso a los jóvenes sin desvincularse, enseñándoles. Si de algo estoy seguro es que soy Flamenco.

Foto de Carmen Fernández – Enríquez.