Comienza la noche con cantes de Cádiz, por alegrías, pero alegría, la nuestra, la del público que presenció esta nueva velada flamenca en la sala García Lorca.

Y es que asistimos a otra noche en la que Jesús Méndez volvió a demostrar que va a darnos muchos ratos flamencos de gloria, ya que si con su juventud, canta de esta manera, nos podemos imaginar como el paso de los años van a madurar su cante y su arte para convertirse en la que será una de las grandes figuras del flamenco, de los que pasarán a la historia. Pero Jesús no es solamente una voz privilegiada, no solo es ese eco que recuerda a Caracol, Jesús es un artista de los pies a la cabeza. Su puesta en escena, su saber estar y elegancia sobre las tablas aportan a su cante un sello propio que lleva a lo antiguo, a los grandes que ya no volverán.

Además se acompañó al toque de Manuel Valencia, que es la sutilidad a las cuerdas. Una ejecución sublime ejecutada con una suavidad y templanza que se escucha en no muchas ocasiones. Manuel estuvo genial en la seguiriya.

Hubo tarantos, , soleares, fandangos, Romance por Mairena, para seguirnos llevando a los eternos y por supuesto, fin de fiesta como los de su tierra, Jerez, por bulerías, con tímido baile añadido por parte del cantaor y remate de tacones de los encargados del compás, Juan Diego Valencia y la especial gracia de Diego Montoya.

Entre silencios y olés de los allí asistentes, Méndez y sus músicos salieron gloriosos de esta Fundación Casa Patas en la que esperamos volver a verles pronto.

Para muestra, este vídeo. Que lo disfruten!

Foto y vídeo de Carmen Fernández – Enríquez.