Alalá significa Alegría y éso es exactamente lo que uno percibe después de ver este documental, que adopta su título del nombre de una Fundación de dedicada a dar esto mismo al barrio de las Tres Mil.
La Fundación Alalá nace del alma del guitarrista Emilio Caracafé y las ganas de ayudar a su barrio a crecer, a eliminar mitos oscuros de un lugar en el que hay arte por cada rincón, del que salió una forma que ha sentado cátedra en la historia de la guitarra, un lugar lleno de cultura nacida contradictoriamente en la falta de la misma por los pocos medios, por las pocas ayudas y por la marginación que han sufrido durante mucho tiempo.
Caracafé ha dedicado parte de su vida a enseñar a los niños de su entorno a tocar, a cantar, a bailar…A ser felices a través del Flamenco y así alejarse de la calle y sus malos hábitos. Tuvo la suerte de que alguien se enterase de su labor y comenzara a trabajar codo con codo con él en crear esta fundación y hacer una escuela; la escuela de la buena actitud, la escuela del interés por aprender, la escuela de sacar lo mejor de uno mismo.
De este maravilloso proyecto, trata el documental. Relata su historia, desde su comienzo hasta hoy mediante imágenes de unos artistas únicos que son los chavales, y otros cuantos como Arcángel, Raimundo Amador o Israel Galván, que luchan cada día por superarse.
Con la dirección de Remedios Álvarez, y la producción de Producciones Singulares y Fundación Alalá, ha sido posible la creación de esta película, narrada con una banda sonora inigualable que tatararea coplas con las notas de una guitarra que canta, la de Emilio, además de tangos, soleares y demás cantes afinados por estos genios infantiles, a los que la fundación no pretende hacer artistas si no, enseñarles a ser buenas personas, a “que ellos se sientan tal como son, gitanos”.
Alalá es la creencia absoluta, de estos jóvenes, en las ganas de crecer siendo alguien . Alalá es esperanza, es ilusión. Alalá es alegría.
One Response to “Alalá, toda una lección de amor hecha documental.”