El pasado sábado 23 de junio dentro de la programación de la Suma Flamenca de 2018 asistimos en Madrid a un recital que nos dio el maestro Guadiana acompañado de un cuadro de lujo.
El espacio algo peculiar, los jardines del museo Lázaro Galdiano, un entorno de Arte, aunque en algunos momentos del concierto se escuchaba bastante el tráfico rodado de la ciudad, autobuses, motos, etc, los técnicos de sonido estuvieron al quite dentro de sus posibilidades para hacer del concierto algo especial aunque nunca resulta sencillo este tipo de eventos en exteriores.
Al cante, el maestro Antonio Suárez Salazar (Guadiana), pacense, sobrino de Porrina de Badajoz, hablar de su trayectoria ,premios y actuaciones sería prácticamente eterno porque ha participado en los más grandes festivales, con los más grandes artistas de este mundo flamenco, con cuatro discazos en el mercado, y es de sobra conocido por todos los que admiramos este arte y su persona.
Hombre cabal, totalmente personal en su cante y en su ser, es alguien que nos encontramos en muchos eventos viendo y gozando del cante, el toque o el baile de muchos compañeros suyos, cosa a tener muy en cuenta en los tiempos que corren.
Tiene un eco distinto, menos facultades técnicas que hace unos años pero mucho más conocimiento y así lo demostró el pasado sábado, peleándose con cada cante, con cada melisma, daba igual si había alguna esporádica imperfección, se rebuscaba en los melodías para sacar de su alma cada nota y se ganó al público a sorbitos.
Interpretó Guadiana Soleá para comenzar, dio un buen repaso, cantes de levante en toda su jondura con personalidad, jaleos para ilustrarnos con los cantes de su tierra, cantes por granaínas rematados con abandolaos, tangos extremeños de ole y bulerías para cerrar con un soniquetazo fruto de una experiencia dilatada, muy bien hecho.
Fue acompañado a la Guitarra por Carlos de Jacoba, solicitado cada vez en más sitios, conoce su oficio a la perfección, puso todo en ser el fiel escudero del maestro Guadiana en el acompañamiento y en el solo con el que nos deleitó por toques de levante, ese es el camino Carlos. La percusión de Lucky Losada, que para mí es uno de los mejores percusionistas de este país con mucha diferencia, que manera de tocar el cajón y asistir al cante y el toque sin darse importancia, pero con un peso y unas maneras que ayudan a hacer grande a los compañeros, tuvo un solo en las bulerías finales que encandiló al respetable, no era para menos. También estuvo el chelo de Batio, dando genial musicalidad y apoyo al conjunto, empastaba muy bien con la guitarra y el cante, un acierto.
Lo pasamos bien, que es a lo que íbamos y tuvimos la oportunidad de disfrutar de este evento de la Suma 2018 en un atardecer de sábado madrileño sobre todo muy flamenco.
Fotos de David Mudarra cedidas por Suma Flamenca.
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