El Sábado 19 acudimos a la Sala Berlanga para disfrutar de la tercera jornada del ciclo Flamencos y Mestizos, organizado por Paco Ortega en colaboración con la SGAE, un ciclo en el que como él mismo dijo en la presentación inicial, tienen cabida desde las propuestas flamencas más ortodoxas, hasta las más “contaminadas” de otras propuestas culturales, de ahí el nombre tan acertado del evento. Es este un ciclo que ofrece “mucho por muy poco”.

En esta ocasión se trataba de un programa doble, un cartel formado por la Cantaora Sevillana Alicia Gil y por la Bailaora Gaditana Aitana de los Reyes, “jondura” y juventud compartiendo las tablas de una sala que de nuevo había colgado el cartel de “aforo completo”, con un público conocedor de la calidad que aquí se ofrece.

Comenzó Alicia Gil a desgranar su actuación en la que nos presentó su último trabajo discográfico llamado “VERDAD”, un disco en el que nos muestra su voz sin arreglos de ningún tipo, simplemente flamenco de verdad como bien dice su título.

Para empezar unas letras por tangos, acordándose de Juana la del Revuelo, acompañada muy de cerca por su guitarrista Lito Espinosa, con un toque gustoso y preciso, limpio, en su sitio, pegaíto a las notas que salen de la garganta de la cantaora, un lujo de acompañante sin duda, a la derecha de Alicia, para hacerles compás Claudia Cruz y Juan “ El Pelón”.

Siguió Alicia Gil por taranta, se trata la suya, de una voz que no deja indiferente a quien la escucha, llena de fuerza y “quejío”, una voz  que vuela por los tercios perfectamente ejecutados.

Poco a poco nos iba metiendo en el concierto con un bolero por bulerías titulado “Pecado” incluido en su disco, el público respondió a ese estímulo con un gran aplauso a terminar, los olés se escuchaban en la sala, y los elogios al guitarrista llegaban desde varios puntos de la misma.

Llegó lo que para mí fue uno de los momentos más grandes de su actuación, cantó por soleá de Triana de una manera increíble, despacito, con sentido, llegando al respetable que hacía compás con los “pitos por lo bajini”.

Con el público en el bolsillo, cantó por alegrías, por seguiriya, y para terminar, todos en pie, un final por bulerías en el que incluyó un letra llena de poesía dedicada a su ciudad que decía, “Qué le digo yo a Sevilla, que no le haya dicho nadie, si por mucho que le digan, es poco para cantarle”, y en el que pudimos ver una pataíta por bulerías de Juan “el Pelón” y de Claudia Cruz, que remataron una actuación extraordinaria sin duda.

Cambio de escenario, se hace sitio “delante” para dar cabida a la jovencísima bailaora Aitana de los Reyes.

Comienza su espectáculo haciendo un solo el guitarrista Mariano Campallo, para ir metiendo en ambiente a los que allí estábamos, al finalizar entran las tres voces que forman el cuadro, “El Pechuguita”, “ Joaquín Flores El Quini” y “Enrique Remache”.

Comienzan a sonar las notas de un Martinete, inundando el espacio de arte, y sale Aitana, de negro y blanco, luces tenues en el escenario, luces que poco a poco van cambiando con la intensidad del cambio a seguiriya, ya podemos ver la “tremenda fuerza” que tiene en sus pies, en su gesto y en su baile, un baile gitano, un baile flamenco puro.

Para dar respiro a la bailaora tras la intensidad de la seguiriya, se “rasparon” los cantaores  unas letras por tangos, en las que pudimos ver el grado de complicidad entre todos ellos y la calidad de sus voces.

Es momento de nuevo del baile, sale Aitana con Mantón Blanco, elegante, señora, bailando una soleá por Bulerías, genial en cada una de sus partes, arrancando los “oles” al público allí presente, que no podía reprimir su emoción ni su ovación en cada uno de los remates que hacia la bailaora, fue este sin duda el momento grande de su intervención, y así debió saberlo por el gran aplauso que le dio la sala al terminar este palo.

Para terminar como se terminan estas cosas, un final por bulerías, en las que se dejó ver el enorme compás que tiene esta artista, muy bien arropada por sus acompañantes, los cuales nos regalaron una pataíta para despedirse, saliendo del escenario todos juntos y a compás.

Fue una noche de gratos descubrimientos, por todo lo que nos dieron los que a las tablas se subieron.

Fotos cedidas por Paco Manzano.