Lo que iba a suceder la noche del 31 de Mayo en la Sala Galileo de Madrid, no podíamos imaginárnoslo ninguno.
Óscar Gallado subía al escenario en «Petit Comité» acompañado por su elenco de músicos: Sonia Cortés al cante, Kike de la Peña al saxo y flauta, Óscar Vargas al bajo, Deva Rubio a la percusión y la colaboración especial al baile de José Carmona, «Rapico».
Todo comenzaba como suele ser, su particular prueba de sonido, los últimos remates del repertorio, nervios en el camerino mientras se preparan para salir a las tablas, cuando de repente, todo da un giro inesperado.
Como si de una premonición se tratara, los «Latidos» de Óscar (tema principal del repertorio, composición propia), se convertían en los latidos de José Manuel, hijo del bailaor, Rapico, que decidió que quería salir al mundo en ese momento, por lo que provocó que su padre, bailara por Alegrías, con una energía e intensidad propias de lo que estaba viviendo, y se marchara corriendo para no perderse lo que será probablemente el baile más bestia de su vida.
Previo a estas Alegrías fue el primer número musical de Óscar que salió solo al escenario para interpretar una Granaína que es ya un clásico en su escaleta.
Justo después, acompañado de Sonia, Taranta, cantes de levante llenos de emoción. Y tras el número de baile, Zambra y una versión de la «Llorona».
Ahora sí llegaban los «Latidos» que se metían por Guajiras para rematar con «Latidos» de nuevo y hacer así un guiño a sus seguidores que siempre muestran deseos de escuchar dicha melodía.
La composición musical de este espectáculo está creada en forma de fusión, sin dejar de lado su parte flamenca, entraban en la sala los Boleros, «Dos Gardenias», en los que la voz de Sonia y su gusto al interpretarlos destacaron.
Tras la vuelta al flamenco por Tangos y Bulerías, introducidas por un magnífico solo de percusión, vino el final con una versión de «La Historia de un Amor» en la que se nota mucho el sello y la personalidad de Óscar tras su adaptación. Kike de la Peña tuvo en este tema una especial relevancia, ya que su interpretación al Saxo suma y suma.
Con la emoción del que iba a ser padre por primera vez, los nervios por la repentina adaptación de repertorio que hubo que hacer, el sentir de estar rodeados de amigos y familiares, la sorpresa de algunos de ellos, como los padres del bajista, que no sabían que «su niño» formaba parte del elenco, la gratitud sentida por saber que figuras como la de Paco Ortega estaba entre el público, así llegó el Bis, con la previa invitación a Jaime, amigo de Óscar, a subir al escenario, coger una segunda guitarra y tirar «Entre Dos Aguas» el remate de esta velada de mucha, mucha sensibilidad.
Qué ganas de repetir!
Fotos y vídeo de Sara G. Photography.
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