El Tsunami y El Confeti

¡Amanece, que no es poco! Se alza en el horizonte el sol del último día del Flamenco On Fire de 2018. ¡Nutrida concurrencia taconea y alza los brazos en los talleres de baile impartidos por Gema Moneo y Belén López! Y hay balcones de la mano de Naike Ponce y Paquete y de Los Mellis y Carlos de Jacoba. Tampoco podemos faltar al de La Perla, al que, inspirador anoche del baile de Eva La Yerbabuena, se asoma José Valencia, un descendiente del gran Mojama que se pone el cante en el hombro como si fuera un halcón para esparcir al viento los lances de cetrería mamados en su estepa lebrijana. Un poco antes, abriéndonos paso con delicadeza por el multitudinario ágora en que se ha convertido la Plaza del Castillo, nos hemos acercado a saludar al director del hotel, Rafael Moreno, emocionándonos al ver el piano al que mi abuelo, en el vestíbulo y vestido de luces, interpretó a Chopin antes de torear el día de su debut, dejando fascinados a cuantos presenciaron la buñuelesca escena. Es, me dice Joaquín Calderón, el mismo cuyo teclado, llegadas las fiestas, pulsaban cada año para deleite de la Plaza del Castillo las yemas de Sarasate, seguidor de Cara Ancha y Frascuelo.

¡Hora de la comida! Chema Muñoz propone Anttonenea, mantel festoneado siempre por suculentas viandas, y para allá que emprendemos camino. De ahí -inevitablemente sin sobremesa, dada la abundancia de platos- damos hasta el Baluarte un salto con Salomé Pavón, junto a quien pronunciamos en su auditorio y mano a mano -¡gracias, Ricardo Hernández, por tus palabras de presentación, elogios siderales incluidos!- nuestra anunciada charla sobre Sabicas, la mujer, el duende… ¿Temas sabidos? Según se mire. Conviene de cuando en cuando, sirva o no de mucho, prevenir a la afición contra tantas tonterías que se oyen. Por ejemplo, esa de que la mujer está “insuficientemente representada” en la escena flamenca, cuando el listado o genealogía de nombres femeninos que han sido, en todas las épocas, enormemente relevantes en el flamenco -ganando celebridad, reconocimiento y riqueza gracias a su arte- es más que copioso. O esa otra boutade de que, si un gitano canta con duende, es porque nuestros quintos tatarabuelos sufrieron mucho la persecución de la guardia civil, bobada tan monumental como la de quien dentro de cincuenta años quisiera justificar que una nieta de Whitney Houston es muy sosa cantando debido a que… ¡su abuela era millonaria! El duende, señores, es asunto natalicio: no es cuestión de dinero, ni de tiempo, ni de paciencia ni de estudio. Ni tampoco, claro, de la falta de todo lo antedicho.

Tras el pertinente posado para el retrato de grupo de la clausura de las Jornadas, pasamos al Tres Reyes a hilar en el vestíbulo cafelito y tertulia con Iosu Ximénez, Tomatito, Pepe Habichuela, Ezequiel Juan Partida, Amparo Bengala… Sólo tres horas después y previa parada en el Baluarte, franqueamos de nuevo su entrada, esta vez la de su tablao -¡ambientazo!- montados en acompasada ola espumeada con infinidad de cabezas conocidas.

Están Diego del Morao, Josemi Carmona y Paquete, la fantasía y el buen gusto en la falseta con hielo picado y chorrito de limón, a fuer de galanes maduros, aunque ya decía Umbral que uno no debe tener su edad, sino la de su siglo, así que… ¡Brindemos por nuestros dieciocho años! Vienen del concierto de un Cigala que ha llenado el Baluarte con una Pamplona engalanada para escucharle y que hemos tenido el placer de presentar. Josemi, lesionado, no ha podido finalmente acompañarle, pero es de esperar que se reincorpore al espectáculo en próximos compromisos. Aparece también Tomatito, apoteósico triunfador con su toque por bulerías en el fin de fiesta del Cigala. Y, claro, Mikel Urmeneta, que, mientras el cantaor susurraba un bolero, probó y acertó a rotular sobre el telón del teatro, en un mural virtual, el mismísimo corazón de la desconsolada soledad.

Por el rabillo del ojo, vemos a todos reflejados en cada una de las lágrimas de las arañas del salón. Por supuesto, a Pepe Habichuela, tótem On Fire cuyo toque en el balcón de la Mañueta hemos echado, la verdad, de menos este año, pues esos bordonazos suyos al aire son para nosotros un poco lo que, para otros, tomar las uvas el 31 de diciembre. No vemos -pero la presentimos en uno de esos cristales tallados- a Karmele Torres, musa primigenia y arroz germinal del festival, que volverá el año próximo. Sí -pañuelo al cuello, vino despacioso y pupila soñadora- a Miguel Morán. Y a Jolis Muñoz, garganta de dulces nostalgias camaroneras. A Marote, perfil de Nube Roja gitano y sacromontino muy puesto en la vida y, sin mudar, siempre a la moda. A María Larroca, que -las hay que se hacen de rogar- se estrena este año. A Ricardo Hernández, maneras antiguas de buena gente, de caballero viajado, siempre con profusión de divisas fuertes en el morral y que se resiste con determinación heroica -y con razón- a estar de vuelta. A Luis Jiménez, cuyo entusiasmo alimenta en las redes durante todo el año la llama de Flamenco On Fire y que viene de cerrar fechas en Francia. A Víctor Sánchez, contentísimo y de natural hospitalario director del hotel. A Juan Casero, sonriente por norma y con mano izquierda templada ante cualquier eventual contratiempo. A Paco Suárez, otro dandy -línea Dean Martin- con la edad esa que decía Umbral y a quien volveremos, Dios mediante, a ver en la feria de Zafra. A David Aztarain, andares de recio maestro de gladiadores. A Mirta Junco, a Makiko Sakakura, a Javier Lacunza, a Sandra Gallardo… A Miguel Jiménez y Eva La Lagartija, matrimonio de artistas. A Guadiana y Carlos de Jacoba, triunfadores anoche. A los fotógrafos: Rafa Manjavacas, Jaime Martín, Javier Fergo, Josean, Paco Manzano… A Chema Muñoz, alma de Casa Sabicas y magnífico anfitrión siempre. ¿Dónde se ha metido este año, por cierto, Sergio Delgado?

Hoy los tambores tocan a rebato llamando a la celebración del rito del baile. Abarrotada la sala, presenta la velada Blanca del Rey anunciándonos la inminente asistencia a un tsunami de enociones artísticas de la mano de una bailaora premiada en La Unión y a menudo en los carteles de su Corral de la Morería. Ya están aquí El Chispa a la percusión, Morenito de Íllora, Saúl Quirós -que saca su primer disco en otoño- y Pedro Jiménez Perrete al cante, además de, a la guitarra, la nueva hornada de Cañorroto: Juan y Carlos Jiménez. Al frente de todos, Belén López. Peinado partido de bailaora de la Edad de Oro de los tablaos, felino el rímel, bien engrasados los empeines para tallar contratiempos con sonoro lucimiento, enseguida electriza a la concurrencia con su danzar enérgico y bien plantado, magníficamente acentuado y repujado, culminante en unos giros sobre sí misma -herencia, sin duda, de una formación en ballet clásico- ensamblados al compás de la soleá con un ajuste y una naturalidad que a mí me asombran y emocionan. Esa, no otra, es la razón de ser del verdadero arte: no transgredir, ni provocar, ni insultar, sino emocionar. Lo logra. Y forma un lío gordo e incontestable.

Puesto el público en pie, vuelve a tomar asiento para disfrutar de un fin de fiesta al que se incorporan los melismas caracoleros y el baile, tan naturales ambos, de Salomé Pavón; la elegancia de Blanca del Rey; el timbre canastero de Kiki Cortiñas; las manos de oro de Piraña; el jaleo a tiempo de Juan Partida… y la guitarra de Tomatito, que, no conformándose con triunfar en su concierto en el Baluarte, lleva toda la semana apuntándose con inaudito entusiasmo y loable ausencia de divismo a cuanto balcón, jam session y fin de fiesta se ha terciado. Ya en torno a las mesas habrá más fiesta luego y hasta casi el rayar del alba, pues llega Cigala y forma corrillo con un incansable e inspiradísimo Morenito de Íllora, con Ramón El Portugués, con Monty, con José del Tomate, con Paquete… Este es uno de los logros de Flamenco On Fire. De unos años a esta parte, es raro ver a artistas -en Madrid, en Sevilla, un poco en casi todas partes- asistir en calidad de público a recitales de otros artistas. En Flamenco On Fire, en cambio, esas -digamos- visitas de cortesía se suceden como un rito natural, propiciado acaso por la estrecha convivencia en que durante varios días se desenvuelven los participantes en la cita pamplonesa.

Tantas de la mañana ya… A la entrada del tablao, canta Jolis Muñoz por bulerías para los amigos y baila Mercedes On Fire. Somos, me digo mientras Ramon El Portugués me cuenta sobre aquel día en que Dios le habló en un autobús conminándole a dejar de comprar botines, sombras chinescas, plateado confeti que el año próximo, Dios mediante, volverá a flotar por las barras de la calle de la Estafeta.

¡Que el viento nos traiga puntualmente de vuelta, en el ALVIA de los sueños flamencos cumplidos!

Fotos de Paco Manzano.



Si te apasiona el flamenco y quieres recibir en tu e-mail las últimas novedades de VPF, suscríbete ahora:

¡Quiero suscribirme al newsletter!


No Responses to “El Tsunami y El Confeti”

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *


  Acepto la política de privacidad

Información sobre protección de datos:

  • Responsable: María Larroca
  • Fin del tratamiento: Controlar el spam, gestión de comentarios
  • Legitimación: Tu consentimiento
  • Comunicación de los datos: No se comunicarán los datos a terceros salvo por obligación legal.
  • Plazo de conservación de los datos: Hasta que no se solicite su supresión por el interesado.
  • Derechos: Acceso, rectificación, portabilidad, olvido.
  • Contacto: maria@vivepasionflamenca.com.
  • Información adicional: Más información en nuestra política de privacidad.

*

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies