Ayer volvimos a vivir una tarde de arte en la Sala de Cámara del Auditorio Nacional de Música, dentro del ciclo Andalucía Flamenca y gracias a Vivepasiónflamenca, pude asistir al concierto titulado “ Dos guitarras flamencas, dos generaciones”, ofrecido por dos grandes de la guitarra en el mundo, Josemi Carmona y su padre Pepe Habichuela, los cuales nos ofrecieron un concierto lleno de momentos enormes, muy bien acompañados por el contrabajista Pablo Martín Caminero y Juan Habichuela Junior ( Juanillo como le llaman)a la percusión.

De nuevo el cartel de “no hay billetes “, nos daba la idea de la importancia que están teniendo estos conciertos y de la expectación que levantan en una ciudad en la que el Flamenco se entiende y se atiende.

Salió puntual al escenario Josemi en solitario, elegantemente vestido de negro, y tocó por Granaína, mezclando la tradición más pura encerrada en un trémolo magnìfico con la vanguardia de acordes de novena encerrados en un loop sobre los que improvisaba melodías intensas y enigmáticas.

Josemi sabe sacar sonido a su guitarra, y es notorio que “sabe lo que hace”. Al terminar agradeció al público su presencia y respeto, y presentó a sus compañeros de escenario.

Siguieron todos con el tema «Morente – Habichuela», unas alegrías que dejan entrever melodías del puerto mezclándose con armonías jazzistícas más propias de las calles de Manhattan. Remates potentes, solos de contrabajo emulando el cante, una delicia para los oídos sin duda.

Se les veía a gusto, compenetrados, disfrutando, y eso fue lo que hicieron hasta el resto de su intervención, pasaron por unas colombianas con la sexta afinada en Re, una versión por bulerías del tema “La historia de un amor”, con entrada por tarantos, que hizo al público entender que tenían delante a uno de los mejores y más completos músicos de este país.

Para finalizar su parte del concierto, terminaron con el tema «Tangroove» de su disco «Las pequeñas cosas», no sin antes agradecer de nuevo su presencia al público de Madrid, “que es la corte”, como él mismo dijo.

Se retiraron los tres del escenario, y dejaron paso a un verdadero Maestro de la Guitarra Flamenca, una fuente de sabiduría flamenca. Entra en escena, con camisa blanca y chaleco negro, el padre de Josemi, D. Pepe Habichuela. En el público se escuchan los olés para dar la bienvenida a una institución del acompañamiento al cante. Para muchos, posiblemente el mejor rasgueao flamenco que exista, o uno de los mejores para que no se enfade nadie.

Comenzó tocando por tientos, entrando poco a poco y con temple. Mostrando en su toque, el peso de lo jondo, de lo puro y de lo flamenco de verdad. Cada vez que nos enseñaba los bordones, el Auditorio se encogía con esa potencia y esa profundidad. Gran ovación del público al terminar, para mostrarle su respeto y admiración al Maestro de las seis cuerdas.

Prosiguió tocando por soleá con la cejilla al dos, una sucesión de falsetas llenas de cante, de esencia, rasgueaos redondos, arzapúas precisas y arpegios mágicos que nos metieron en su toque para ponernos a su lado, como si tocara para cada uno de nosotros.

¡¡Ole lo puro!!, le decía el Auditorio al guitarrista.

En ese momento aparece Juan Carmona Junior de nuevo para acompañar a su tío, por Alegrías y por Bulerías, fue en este momento donde a Pepe se le notaba “agustito”, madre mía, qué remates, qué forma de encajar notas con los bordones, verdadera magia encerrada en los dedos de su mano izquierda.

Terminó no sin antes agradecer la asistencia al público “tan bueno “como el lo definió que había acudido al Auditorio, tocando unas cuantas falsetas por siguiriya con la cejilla puesta en el 3.

Para acabar el concierto, se fundieron las dos generaciones encima del escenario para ofrecernos unos Tangos en los que Pepe llevaba la voz cantante, y sus escuderos enriquecían si cabe las melodías que sonaban. Tras retirarse, el público logró con sus aplausos que nos regalaran como Bis, el tema “Puente Quebrao”, incluido en el disco que grabó con Dave Holland.

Sin lugar a dudas, un concierto en el que se pudo ver la convivencia entre dos maneras de ver la guitarra, dos generaciones de músicos unidos por el corazón, por la sangre y por el Flamenco, que es lo nuestro.

Fotos y vídeo de Carmen Fernández – Enríquez.