Segunda tarde de este Ciclo del Conde Duque, «Flamenco Joven 2015», segundo llenazo del teatro y desde luego, no era para menos. El público allí asistente salió del espectáculo con una sensación de satisfacción total y de haber vivido un encuentro con el flamenco, que dentro de unos años, cuando estos jóvenes se hagan viejos y sean unos artistas de renombre, entonces, diremos «yo les vi hace mucho en Madid y ya apuntaban maneras».

Abre el concierto Amós Lora, acompañado de la guitarra de Manuel Cazas y la fantástica percusión de Sabu Porrina, que siempre se mete al público en el bolsillo con su forma de tocar el cajón, cajón que llevaba una famosa foto de Camarón y Paco de Lucía riendo. Fue esta la parte más orientada al flamenco – jazz, tendencia que este guitarrista domina a pesar de su poca edad.

Tras ellos llega la parte más «jonda», Cante y Toque, Rancapino Chico y Antonio Higuero. Con ellos estuvimos previamente y pudimos vivir los momentos anteriores a este recital que nos llevó a la forma más ortodoxa del flamenco. Si Antonio estuvo impecable por seguiriyas, Alonso nos llevó al éxtasis por fandangos. Hacen un gran equipo sobre el escenario y fuera de él y al final esto da siempre muy buenos resultados. A la salida Alonso nos decía a mi fotógrafa y a mí «qué arte tenéis las dos!», figúrense ustedes, lo que después de escucharle cantar una vez más, pensamos nosotras.

Los siguientes en salir, los hermanos de La Jacoba y «Los Mellis». David tiene una de esas voces que se te meten dentro y te dejan encogido y junto con el Toque de Carlos, que derramaron todo su arte en las alegrías, completaban la parte de cante. El público como el de Madrid, en silencio, mostrando el mayor de los respetos. Apenas unos tímidos olés en bajito, para no romper el encanto y la concentración de los artistas. Las voces de «Los Mellis» a los coros, que bien saben hacer empasten siempre con el artista al que acompañan.

Para terminar llega el baile, con Gema Moneo como protagonista. Ella baila de forma natural, con raza, representando el más puro arte de Jerez de la Frontera y de la saga a la cual pertenece. Moviendo su vestido de gitana con una gracia característica y el mismo ímpetu con el que perdía las horquillas que le sujetaban el pelo.  Baile gitano sí o sí. Gema se rodeó bien, Juñares de Jerez y Antonio Fernández hicieron del cante de atrás un segundo espectáculo y la guitarra de Pino Losada que remataba la faena del buen hacer.

Pues éso, una noche de Cante, Toque y Baile en mayúsculas, interpretado por unos jóvenes artistas que son el futuro de nuestro flamenco y que tienen toda la intención de que éste siga siendo un Arte inigualable en profundidad, raíz y sentimiento.

Aquí va un trocito.