Sábado 27 de enero de 2018, a las 23.00 horas, Madrid se viste de gala, de historia y de PUREZA, para recibir algo insólito, uno de los últimos patriarcas en vida del cante flamenco, alguien que ha vivido todo lo que los aficionados a este Arte daríamos por sentir en nuestras carnes.
El Café Berlín, un espacio concebido para aglutinar en su escena música de cualquier tipo, y que últimamente está programando flamenco de mucha calidad, lucía expectante instantes antes de la actuación augurando una noche de arte, sabiendo que lo que allí ocurriría formaría parte de la Historia del Flamenco, ¡qué difícil es ver a Rancapino en cualquier programación aquí en Madrid! Doce años sin venir en solitario!
Rancapino (Alonso Nuñez Nuñez, Chiclana de la Frontera, 1945 ) el Robert Redford de África como le decía Chano Lobato, respecto a su nombre artístico él dice: “De chiquitillo yo siempre estaba corriendo en cueros y un gitano al que le llaman «El Mono» siempre me decía, ¿dónde vas que pareces un pino quemao».
Cantaor de solera y pureza, con eco de mina y aires de Bahía gaditana, profundo por su jondura y con una capacidad para transmitir, mitad innata y mitad aprendida con los años y las miles de vivencias a sus espaldas.
Compartió en su juventud muchos momentos con Camarón de la Isla, según Alonso en una entrevista publicada en El Diario de Jerez “el mejor cantaor del siglo pasado, de este y del que viene”, y con una innumerable lista de artistas que todos los flamencos admiramos, miles de noches en la Venta de Vargas y otras Ventas Gaditanas dan para anécdotas que Alonso amablemente nos cuenta cuando nos acercamos a hablar con él un rato, es un hombre humilde que no parece ser consciente que algunos hemos crecido escuchándole y admirándole, y el sábado pasado le vimos cantar a dos metros de nosotros y estuvimos hablando después en camerinos como si nos conociéramos de siempre, el que es artista y buena persona lo es y punto, eso no se aprende.
Dice que siempre le influyeron en su cante Manolo Caracol, Camarón, Aurelio Sellés, Juan Talega, Fernanda y Bernarda, La Perla…casi ná!.
Comenzó el acto con una breve presentación de María Larroca de los artistas, anfitriona de esta web, y lo cierto es que estábamos todos en absoluto silencio mientras, como si no creyéramos aún que segundos más tarde saldría a las Tablas el maestro Rancapino acompañado de la guitarra de El Rampli.
Salió con su sonrisa… Esa… Profunda de alma, arropado por un fuerte aplauso de los asistentes… ¡Ante todo, buenas noches y muchas salud pa’ todos!…No se puede empezar mejor.
Cantes de Fragua para comenzar, con menos facultades y menos fuelle que antaño pero, ¿para qué? Si lo que hay que hacer es transmitir y con muy poco este hombre hizo mucho en estos cantes tan complejos. Nos fuimos a «Cai» después con unas Cantiñas que sonaban a eso, a Cadiz, qué difícil darle ese aire al cante! Alonso se encontraba a gusto y decidió cantar por Soleá, para mí fue el punto álgido de la noche, ¡qué pelea con el cante, buscando los rincones en cada nota, apretando los puños, ojalá nunca se pierda esta manera! ¡Hala! Al descanso tras una ovación merecida, caras de satisfacción de los artistas, se notaba el calor del público.
Vuelta al mundo real tras comentar en el intermedio varios aficionados sobre la suerte que teníamos de poder vivir noches como esta.
Para la segunda parte, Cantes de Levante, Fandangos naturales y unas Bulerías con un soniquete fuera de lo normal para estar sólo dos en el escenario. Hizo Alonso una dedicatoria, dijo, “¡para la mejor cantaora de Cádiz”, refiriéndose a María Vargas que estaba entre el público viendo a su amigo Alonso, otra personalidad, más historia del flamenco en una misma noche, casi ná!.
Rancapino estuvo acompañado por la guitarra de Francisco Jiménez Jiménez “Rampli” también de Chiclana de la Frontera. Sobrino de Diego Camacho “El Boquerón”, Adela de la Chaqueta y Bobote. Me sorprendió mucho este fenómeno de las 6 cuerdas, su toque muy flamenco, con mucho aire y peso, con soniquetazo y dotado de sensibilidad y esa paciencia y oficio necesario para acompañar, sabiendo esperar y recoger al cantaor. Creo que en general muchos no le conocíamos, aún así, hubo jaleos y oles para él en muchos momentos de la noche, es muy difícil acompañar a cantaores como Alonso que juegan con el Cante y los silencios, el tándem fue un éxito.
Resumiendo en unas líneas lo vivido, destacaría la suerte que tuvimos de tener en Madrid a Rancapino y Rampli el sábado pasado. Alonso dejará un legado a sus espaldas del que podrá sentirse siempre orgulloso con su hija Ana Núñez, su hijo Alonso Núñez , Rancapino Chico, y ahora también una jovencísima nieta Esmeralda Rancapino.
Gracias MAESTRO por hacernos llegar tu cante y tus vivencias a los que te admiramos.
¡Ole tú ALONSO NUÑEZ NUÑEZ…RANCAPINO!.
Fotos de Carmen Fernández – Enríquez.
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