14 de julio de 2019, ciclo cultural Noches del Botánico en el Real Jardín Botánico Alfonso XIII, Madrid, cartel de lujo por todo lo alto, La Tremendita y Niña Pastori.
El entorno muy propicio para un festival, zona de bares, terraza, comida, bebidas, y un recinto de concierto con sensación de amplitud general para el público y los artistas en escena. Luna casi llena iluminando el cielo de Madrid, temperatura confortable y muchas ganas en los asistentes de vivir el concierto, teniendo en cuenta que las localidades se habían agotado en abril.
Rosario Guerrero Hernández, la Tremendita (hija del cantaor José “El Tremendo”), trianera, gitana, flamenca…muy flamenca…cantaora, gran músico, compositora. Intentar recopilar o resumir su currículum sería infinito. Se le nota en su hacer, que ha bebido de la fuente, de lo puro, de Pastora, de Tomás, de Caracol, versiona de forma personal a Marchena, Valderrama, el Chaqueta…infinito describirlo…completa en todas las facetas, cantando alante, cantando para baile, tocando casi cualquier instrumento que tenga a mano mientras canta, no se puede ser más polivalente.
A mi forma de verlo, me parece una mujer “tremendamente” inconformista. Debe haber llegado un momento en su conocimiento donde ha sentido, como muchos otros antes, la necesidad de salir de la más pura ortodoxia flamenca, de repetir los mismos patrones melódicos a la hora de interpretar un palo u otro, dando el paso valiente de correr el riesgo de probar a mestizar instrumentos, buscar sonidos nuevos, salir de lo convencional.
Me parece acertado plenamente intentar evolucionar, arriesgando y defendiendo como ella hace su propuesta estética y musical (no hace falta traje chaqueta para cantar bien por tonás y tal vez, no tuviera que ser sólo ortodoxo cantar por soleá con el acompañamiento exclusivo de una guitarra).
A las 21 de la noche comienza Rosario con un bajo en las manos y un batería a su lado como único compañero de escena. Quien no quiera o sepa escuchar que no lo haga, pero en una hora de concierto pudimos oír en la voz de Rosario, plena de facultades y pellizquitos, con el bajo y la batería, fragmentos por soleá de varios estilos, por serrana, Fandangos de Frasquito Hierbabuena, tangos, bulerías, soleá apolá y varias de Triana, algunos temas versionados, composiciones propias y fin de fiesta por bulerías. Terminó dando las gracias al público y mostrando su admiración por Niña Pastori, contentos con su derroche de arte, la despedimos jaleándola totalmente entregados.
Como algo destacable diría que mucha gente venía a ver a Niña Pastori a las 22 horas y en el programa de mano del ciclo Noches del Botánico e incluso en la misma entrada no aparecía por ninguna parte que tenían una cita ineludible con Rosario a las 21 por el mismo precio. De hecho, la gente iba entrando poco a poco en esa hora de actuación, de 21 a 22, y muchos miraban sorprendidos y decían: «¡anda, si hay otra actuación de flamenco antes! «Creo que Rosario merecía en este caso más difusión.
Durante unos 15 minutos aproximadamente desde que se fueron La Tremendita y su compañero, Pablo Martín Jones, prepararon los profesionales el escenario para el concierto más esperado de la noche y se hizo el silencio y la oscuridad , sólo la luna de foco y mucha expectación durante unos segundos.
María Rosa García García, gitana, de San Fernando (Cádiz), flamenca por los cuatro costados, nadie puede cuestionar que ella no sea una artista gigante cuando se sube al escenario y que muchos de sus temas se hayan convertido en auténticos himnos para una o varias generaciones. Creo que ha unido a muchas personas con su música ,conocemos todos a alguien que se ha acercado al flamenco gracias a Niña Pastori, Ketama, etc y hoy por hoy escuchan cante más tradicional gracias a esto. Además, la gracia está en transmitir o no y muchos nos emocionamos anoche en algún punto del concierto; reímos, cantamos, lloramos, de eso se trata, de usar la música como vehículo para expresar cosas . Éramos muchos, tanta gente no puede estar simultáneamente equivocada, nos arrancó oles como el más puro cantando por soleá a sorbitos o por seguirillas del Marrurro, cada cosa tiene su momento, ole tú María.
Durante más de hora y media, Pastori y su banda nos tuvieron » Realmente Volando», como su último trabajo, hizo un repaso de su extensa discografía ,que bien podría llenar los más grandes escenarios del mundo. La puesta en escena genial con las luces y proyecciones simultaneas a cada tema, el sonido increíble y sus compañeros de escenario insuperables, musicazos y artistas, disfrutando, conectados, navegando todos en un mismo vaivén, el público jaleando, bailando, cantando…sintiendo, unos llorando y otros riendo ¡ qué difícil conseguir eso!
Un piano y un batería cubanos, Luis Guerra y Jury, mestizando, añadiendo color caribeño a la música gaditana, plena de luz, Sandra y Toñi, a los coros, empastando sus voces como si fueran una, un bajo, el de Jonhy Losada, percusión de Rafael Fernández, guitarra flamenca de Manuel Urbina, y María cantando, Chaboli, atrás, tocando, mirando orgulloso a su compañera de camino en la vida cantar temas suyos.. Equipazo.
Durante la actuación María invitó dos temas a escena a la bailaora gaditana Claudia Cruz, apenas se oían sus pies con el volumen de la música de toda la banda, pero no importa, cualquier cosa que ella haga es flamenca, como ella misma, el baile flamenco tiene futuro con mujeres y hombres tan flamencos como Claudia Cruz. Nos puso en pie a muchos.
Con hora y media por banda viento en popa a toda vela, se nos hizo corto, cuando llevaba una hora se despidió y allí nos quedamos todos pidiendo más y al rato salió a escena sólo con el piano, momento emotivo máximo mezclando «Cuando nadie me ve» con» Cai», sin prisa, rebuscándose, vellos de punta, hizo algunos temas más y se despidió por todo lo alto, como mejor puede hacer alguien grande.
Llamó a escena a todo su equipo para el fin de fiesta, agradeció a todos los compañeros su trabajo y al público por su respaldo y pasó algo grande , invitó a subir a Rosario La Tremendita, alabó su inquietud musical, su flamencura y se dieron un abrazo mutuo de admiración, cantaron y bailaron casi todos, La Tremendita cantó por bulerías para quitarse el sombrero y terminó Pastori con Claudia Cruz bailándole el cante.
No se puede terminar más arriba un concierto, fue una experiencia que todos deberíamos tener alguna vez en la vida, dos mujeres tan flamencas, tan distintas y viniendo de la misma esencia, el cante flamenco interpretado como cada cual lo siente, siempre desnudando almas,…de eso se trata.
¡¡FLAMENCAS!!
Fotos Archivo VPF por Carmen Fernández – Enríquez y Paco Manzano.
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