Si hay algo bonito para los aficionados al Flamenco es poder disfrutar de las leyendas. Por suerte, aún quedan algunas de éstas vivas y con muchas ganas de subir a los escenarios. El comentario general el día 4 de Junio en el Festival Flamenco Madrid era precisamente lo acertado que era darles su sitio.
Comentario general tanto del público como de los propios artistas que formaban parte del elenco pues vivir la emoción palpable y admiración de los cantaores, El Galli, Alfredo Tejada y Antonio Campos, al poder acompañar a La Chana y compartir escenario con Rancapino, poder sentir eso mismo desde el patio de butacas puede hacerles a la idea del ambiente creado en el Fernán Gómez.
La apuesta era absoluta, lo más puro del Flamenco junto a tres bailaores de rasgarse las vestiduras: Antonio Canales, Eva la Yerbabuena y Rocío Molina. Juntos sobre las tablas la historia viva y la regeneración y evolución. Paco Jarana y Yeray Cortés al toque para ampliar la jondura de lo vivido.
Múltiples momentos de éxtasis desde el primer segundo plasmado como una foto fija que narraba el pasado y presente de la bailaora, con el cantaor de Chiclana cantándole por Soleá.
La mayor ovación vino con las 700 personas que llenaron la Sala Guirau en pie tras el momento estelar de la Chana bailando, sentada, dejándose el alma y los pies, tras 33 años si subir al escenario, cómo sería ese clamor que consiguió levantarla de la silla para dar unas pataítas.
Tras las alegrías y bulerías, completamente improvisadas estas últimas, del Maestro Rancapino que envolvió con su voz rota y se metió en los poros del respetable, llegaron los tangos con todos sentados en sillas y bailando uno a uno, en homenaje a ella, la Diosa del Compás.
Si a ello sumamos la belleza de las imágenes que acompañaban la escenografía, que ha contado con la dirección artística de Ángel Rojas, el resultado es un espectáculo estrenado en la capital pero con muchas visas de pisar múltiples escenarios. No es para menos.
Noche de leyendas, de emoción a flor de piel y de Flamencura extrema.
Fotos de Carmen Fernández – Enríquez.
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