A punto de comenzar la Semana Santa de nuevo el Flamenco nos hace resistirnos a irnos de vacaciones. El marco era el Festival de Arte Sacro y la Sala Cuarta Pared, la protagonista, Inés Bacán junto a Pedro Soler a la guitarra y Gaspar Claus con violonchelo.

Dada la poca frecuencia de esta cantaora en Madrid, era difícil resistirse, implanteable no ir. Recital de dos partes, la primera instrumental, en la que estos dos músicos unieron sus almas en busca del arte, sacro, encontrando en lo Flamenco lo Divino, pues Rondeñas, Malagueñas y Verdiales, Serrana, Sevillana improvisada que a Claus le pidió el cuerpo y Peteneras, retando a lo supersticioso, fue el repertorio. Como tocado por una varita mágica, la fusión de ambos instrumentos fue casi en un solo cuerpo. Silencio absoluto en las butacas, público rendido que únicamente rompía su mutismo para el aplauso y para recibir con emoción la llegada al escenario de ella, la Bacán.

Dada la fecha comienzo por Saeta, con el eco de esta CANTAORA que tras el recital quedó como en trance, emocionadísima, agotada por la borrachera de sentimiento. En los Tarantos, si quedaba un mínimo de frío en la sala, se rompió. Sala llena por cierto. Llena por un público no habitual en los lugares y Peñas más aficionadas a lo jondo pero que sin duda aquella noche salieron empapados de ésto. Granaína, Serrana, Bamberas y final por Fandangos ya como bis. Previo a éstos, LA SEGURIYA.

Una vez más el vuelco a los corazones, una vez más comprobamos por qué esta cultura es Patrimonio de la Humanidad, la capacidad de un arte y unos artistas de llegar a las entrañas de gente que no han escuchado flamenco jamás, de abducir, de desmontar mitos.

Bueno fue el estreno en esto del flamenco de muchas de las personas que allí acudieron, nada fácil de repetir pues la calidad musical fue extrema y la voz de la lebrijana es de esas pocas privilegiadas capaces de rendir a sus pies a cualquiera que presencie un recital como éste.

Fotos y vídeo de Carmen Fernandez – Enríquez.