Auditorio Nacional de Música de Madrid, viernes 17 de enero de 2020 a las 19.30, ciclo Andalucía Flamenca, en el programa dos mujeres cantaoras completamente distintas en cuanto a su forma de interpretar el Cante, un contraste que creo dejó satisfecho a todo el público asistente. De una parte, Ana María Ramírez «La Yiya» y de otra, Tomasa Guerrero «La Macanita», por un lado la templanza, el cante largo y cada nota dada con alma y sutileza por Ana María y por otro lado, lo salvaje, racial y temperamental de Tomasa

La puntualidad inmejorable, a las 19.32 ya estaba el espectáculo en marcha, algo no muy habitual en este tipo de música, pero a los flamencos que estamos acostumbrados a Peñas, Tablaos, salas más pequeñas o reuniones en cuartos de cabales, el Auditorio se nos hace un poco frío, lo comentábamos varios asistentes. En primer lugar, mucha luz en un escenario tan sumamente grande y lo complejo que resulta decir ole cuando te sale porque parte del público que asiste te increpa o mira extrañado. Por otro lado, entre Cante y Cante ambas recibieron aplausos y al final de cada una el público en pie con una larga ovación .

Comenzó con puntualidad Británica Ana María Ramírez «La Yiya», de La Puebla de Cazalla(Sevilla), por Malagueñas con Abandolaos, perfecto ejecutado cada tercio, buscándose en frío, midiendo fuerzas en escena, aplausos, se presentó al público y continuó por Soleá con ese aire único de su tierra, llegando muy dentro de los rincones con su sutileza vocal, transmitiendo ¡Qué difícil!. Tientos-Tangos para enmarcar, Petenera después, intentando dar el alma en cada letra, fue muy difícil de ejecutar y lo hizo a la perfección, ojalá hubieran podido escucharla Pastora Pavón y Medina el Viejo. Para poner el broche de oro a su actuación, Seguiriyas, con rabia y a la vez templanza en las salidas, con el Cante «paladeao», pero mordiendo, transmitía dulzura y al mismo tiempo quería levantarme de la butaca, era imposible no decir ole.

La Yiya no estuvo sola, su compañero de viaje en el escenario fue Antonio Carrión Jiménez, guitarrista en Mayúsculas, también sevillano, de Mairena del Alcor. Muchos aficionados siempre decimos de broma si existe algún cantaor/a, simultaneo a su tiempo al que no haya acompañado Antonio. Con eso ya decimos bastante, su oficio y experiencia en el acompañamiento son una garantía, un seguro de vida en el escenario, ha hecho falsetas clásicas de Paco y otros grandes suyas, las interpreta a su forma y eso ya las hace propias, siempre esperando ese milisegundo al que cante para darle la nota perfecta justo en su sitio y algo mucho más complejo aún, llenar el escenario, hubo momentos en que estaban los dos solos y el escenario de una Orquesta de Cámara se quedaba pequeño ¡ole Antonio Carrión!

Minutos después de la ovación que recibieron al abandonar la escena La Yiya y Antonio Carrión, se plantó en su silla Manuel Valencia, guitarrista jerezano, solo con su guitarra y nos hizo enmudecer, solamente se oían respiraciones aceleradas por la emoción, durante seis minutos interpretó la Rondeña que da nombre a su disco “Entre mis Manos”, es casi imposible tocar con ese virtuosismo en directo, con ese control de intensidad en el volumen, esos ligados vertiginosos, esa limpieza, ese sentimiento, terminó y nos costó unos segundos reaccionar y darle los aplausos que merecía. No sabemos hacia dónde camina la guitarra flamenca en su evolución musical, pero no sé si es posible ya acompañar y tocar mejor que Manuel.

Entraron los palmeros Chicharito y Macano, no se puede entender hacer cantes de Jerez, de compás, sin tener al lado profesionales como ellos, se habla muy pocas veces de la importancia de este oficio, pero cuando no están se nota mucho, falta algo, estuvieron soberbios en las bulerías, vaya forma de jugar con el ritmo…

Salió inmediatamente Tomasa Guerrero «La Macanita» como un tigre cuando le abres la jaula, para comenzar por soleá por bulerías, nada más hacer la salida del Cante, parecía escucharse – Aquí estoy yo – casi diez minutos oliendo a Jerez el Auditorio con estos cuatro fenómenos perfectamente sincronizados. Es su lenguaje, que conocen de forma innata por sus vivencias y el eco de su tierra desde niños. Seguiriyas por derecho, con esa forma salvaje de Tomasa y ese transporte musical que nos hizo Manuel en sus falsetas y toque cien años atrás, pureza. Después un tema por Bulerías de Terremoto, “Volver a Verte”, muy dulce, muy flamenco y con una letra y mensaje como sólo sabía hacer Fernando. En la voz de Tomasa y con la guitarra de Manuel nos hizo estremecer a muchos. Vamos que nos vamos, bulerías de Jerez, sin comentarios, como si fuera un disco pero con el fuego del directo, soniquetazo, Tomasa disfrutando al máximo, se notaba que estaba a gusto, el público también.

Se fueron de escena ovacionados y el público siguió en pie aplaudiendo. Fin de fiesta con pataíta incluida de Macano y Chicharito, de arte, el público entregado.

Se acabó, salieron de escena como en todos los fin de fiesta tocando, cantando y bailando. Más aplausos y salió Tomasa a despedirse, sin micro, sin guitarra, ni compás y cantó el Fandango Malvaloca de Caracol, ahí terminó de meterse al respetable en el bolsillo.

Una hora y media, que nos hizo volar a otros lugares. Pudimos viajar en ese tiempo a través de los sonidos a La Puebla de Cazalla y a Jerez sin movernos de nuestras butacas.

Fotos cedidas por CNDM de Rafa Martín.