Es tiempo de zambombas, sones de raigambre jerezana y acentos pastoriles y gitanos que a todos nos devuelven perfumes de infancia y despiertan níveos recuerdos. Zambombeando -también desde Extremadura- se llega a Roma, y nosotros, al día siguiente de la gala de Salomé Pavón y los Vargas en el Hotel Los Naranjos de Castuera, donde con tanta inspiración y verdad flamenca ha cantado por soleá y fandangos, nos hemos puesto a ello en Almendralejo, porque aquí Carmen La Parreña comanda dos zambombas que suponen nuestro pistoletazo de salida. Llegamos a tiempo a la segunda, la escenificada al calor de las lumbraradas en la Plaza de Espronceda, frente al Casino Mercantil… Y es que, saliendo de mañana de Fuente de Cantos en compañía del coronel Tanito, se nos pincha una rueda poco antes de alcanzar Calzadilla y, entre espera a la grúa, cháchara en el arcén con la guardia civil y cambio de llanta, la salida de verdad del pueblo se alarga y alarga y alarga…
En Almendralejo esperan La Parreña y su cuadro: Pira a la guitarra, la flauta de Ostalinda Suárez, la voz de Nuria Clavería… Villancicos, rumba, bulerías, panderetas, una sevillana para los más formales y… vuelta a la carretera camino de la peña flamenca de Llerena, donde se nos unen ya caída la noche Paulo Molina -cantaor de fuelle y fondo y gente en el mundo del caballo- y la guitarra de Juan Vargas, que vienen de actuar con el éxito esperado en Monesterio. Se mata al toro entre palmas y ovaciones y… regreso al camino, por el que a veces se nos cruza, a su aire, un cervatillo o un lince.
Al día siguiente toca el plato fuerte -y no sólo desde la perspectiva gastronómica- en la sede de la Asociación de Arte Flamenco de Badajoz, la entrada a cuyos jardines custodia el Hércules vencedor del león de Nemea. Su nuevo presidente, Perrete, cantaor de peso, ha pegado un cachiporrazo en verdad hercúleo en el último Concurso Nacional de Córdoba y está revitalizando y dando una vuelta para bien a este conventículo de buenos aficionados. La garbanzada se demora un poco, pero lo suculento del manjar justifica con creces la espera. Tras sus palabras de presentación ante el retrato de Porrina, da paso Perrete a Lolo Iglesias a fin de que nos ilustre sobre el cursillo de iniciación al flamenco que se dispone en breve a impartir en la Universidad Popular y… ¡suenan las panderetas!
Mientras Ostalinda recorre con exquisito gusto las estaciones de la flauta travesera, escuchamos a Pajares, eco airoso para inspirar el baile que, en el villancico de propia acuñación, se nos destapa además como un compositor inspirado y con ideas. A Salomé Pavón en un precioso tema navideño de Farru metido en tiempo de bambera, ese palo acuñado por Lorca para su tía Pastora, y en su emocionante y vívida versión de Uvitas negras, la invocación a la suerte rematada por bulerías que para su abuelo Manolo Caracol compusieron Quintero y Rafael de León. Juan Vargas se acuerda de Sabicas y de los del Gastor, bordando el toque por soleá. Paulo Molina brilla en solitario por jaleos y por soleá para La Parreña, bailaora elegante y con empaque. Conmueve el villancico de Niña Pastori en la voz de Nuria Clavería. Y las niñas Ángela Navarro -hija de Ostalinda- y las de La Parreña y Paulo, que bailan con una intuición que entusiasma, juegan el papel que de la infancia se espera en toda celebración navideña. Algarabía -que así se llama esta zambomba- es un espectáculo muy bien medido, que pellizca a los flamencos y en el que el componente navideño se sirve en la dosis adecuada para encantar también a los que acuden con el espíritu animado por el Portal de Belén y Papá Noel…
Ya sentado Juan Vargas a tomar una copa con Paco Zambrano, empuña la guitarra José Ángel Castilla metiendo el pulgar a fondo y van saliendo al escenario los artistas invitados a la comida, que no quieren dejar de espolvorear su puñado de arroz de estrellas. Por bulerías vuelven a lucirse, pues, no sólo Salomé Pavón, sino también Alejandro Vega, La Kaíta, Perrete y Fefo. Alejandro remata su tanda con un derechazo figurado de mano muy baja para dejar sentado que ya no vive en la Cuesta y ahora vive en el Gurugú. ¡La plaza ruge!
-Esto -me dice el padre de La Parreña– hay que llevarlo a Madrid.
-¿Por qué no? -bate las pestañas Asun Solís- Yo empecé con una botella de vino y ahora ya no sé dónde meterlas.
Las horas vuelan y llegan la noche y la hora y el momento de la zambomba organizada desde el año pasado en la Plaza de la Constitución de Fuente de Cantos por Salomé Pavón, quien hace ya una década la convirtió en tendencia en Sevilla poniendo en marcha la de la Hermandad de Triana. ¿Se repetirá en Fuente de Cantos el éxito de la Navidad anterior? Así lo esperamos todos, aunque hace unos días se registraron en el pueblo de Zurbarán las rachas de viento más fuertes de la Península y algunos habituales del Bar Salas pasamos un par de horas poco menos que atrapados en él mientras en la vecina Bienvenida -cuenta Rodríguez Viñuelas, cronista oficial de la Villa- el aire arramplaba con parte del reloj de la torre de la iglesia. Mas lo importante es que no llueva, y el caso es que el agua deja de caer al poco de nosotros salir de la comida -berza y carrillada- en la sede de la peña flamenca y, a las nueve y media de la noche, con Juan Vargas y José Jiménez a los mandos del equipo de sonido, entre candelas ardiendo con la tonalidad del 100 Pipers y tras las palabras de presentación de Luis Sánchez, rompe plaza frente a la iglesia del siglo XV el coro de mayores encabezado por Juan Ramírez, para cuyos integrantes suenan los primeros aplausos de la noche.
A estos les sigue el coro El Patio mientras la barra del Salas funciona a todo gas y en la dispuesta por la Hermandad de la Paz no paran de servirse montaditos. Es el turno de las alumnas de bulerías de Salomé Pavón, que tanto entusiasmo artístico aportan a la vida cotidiana del pueblo y han dejado ya constancia de su flamencura en la televisión extremeña. Y al fin salen los flamencos. Se ha optado, como el año pasado, por el formato jerezano y esta noche, pues, a Salomé y a los artistas de la Taifa de Badajoz por ella invitados -pinceladas bailaoras de La Parreña, bulerías alante de Paulo Molina, Ostalinda de nuevo a cargo de la flauta y Nuria Clavería sonando a gloria en su villancico- se suman ecos y aires inequívocamente rebosantes de mieles del solar de los Parrilla, El Torta, los Sordera y Morao. El gran actor José Maya, arribado desde Madrid decidido a no perderse el festejo y que ayer nos agasajó en casa de Lourdes Sabán con un arroz para chuparse los dedos, va de acá para allá con su móvil filmando todo mientras suenan los ecos de las gargantas llegadas de Jerez y la concurrencia jalea y degusta y hasta prueba a lucirse en el baile.
¡Madrugada feliz, esta de Fuente de Cantos! Y es que, en sólo dos ediciones, la zambomba de este pueblo -enhorabuena a Salomé, a Carmen Pagador y a Luisa Durán- se ha convertido en un referente de estricta observancia en el calendario navideño de Extremadura. Tanto, que ha actuado como un ritual propiciatorio, disipando las nubes y trayendo el sol de regreso. Porque sí, el sol ha vuelto a lucir. ¡Que él nos ilumine los corazones desde el principio hasta el fin del nuevo año que ya se acerca!
Foto Archivo VPF por Carmen Fernández – Enríquez.
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