Por fin! Finales de Agosto desde hace unos años es cita ineludible con Pamplona. La ciudad natal de Sabicas vuelve a ponerse flamenca con su ya imprescindible Flamenco On Fire.
Este año la pandemia vuelve a dificultar la producción e incluso parte de la esencia de este festival que mantiene en los encuentros y la propia convivencia entre artistas, periodistas y afición, gran parte de su encanto. Aún así, seguro que de alguna forma se dan ratos únicos por lo que no dudamos en no fallar.
Carretera y manta. Viaje Madrid – Pamplona en coche con Paco Manzano, por lo que, entre vivencia y vivencia, casi sin darnos cuenta estábamos en el Tres Reyes o la pensión, como llama Pepe Habichuela a este hotel de cuatro estrellas. Maletas en consigna y paseo a la Casa Sabicas a la que llegamos justo para el Cante de Dolores Agujetas que formaba parte de una mesa redonda junto a Inés Bacán y Amparo Bengala, moderadas por Sara Arguijo y que por la conversaciones posteriores no tuvo desperdicio y fue emoción tras emoción. Lo dicho, llegar y besar el Santo, en este caso por Martinete con ese inconfundible metal de Dolores.

Para continuar con la rutina festivalera, comida y descanso que a las siete de la tarde toca Rycardo Moreno en en Condestable. Valentía y sentimiento como protagonistas de un toque personal fraguado a base de experiencias vitales que han hecho más fuerte el toque y la forma de componer de este lebrijano. Tocó solo, sin más acompañamiento que el del Respetable que respetó con silencio, cada uno de sus cantes, pues Rycardo canta con su sonanta. Rondeña y Seguiriya como arranque del concierto y como regalo pues nunca antes las había expuesto al público. Soleá Underground y Cantiñas que como recuerdo de su infancia dedicó a Antonio Moya allí presente y final por Bulerías, «Sueño en Alepo», compuesta para los niños, a los que debemos cuidar porque aún tienen que cambiar el mundo.
Cena y al Baluarte, con sensibilidad a flor de piel nos enfrentábamos a la nostalgia que supone para alguien de mi edad escuchar a la Niña Pastori en su gira veinticinco aniversario. Una de las artistas que, a mí personalmente, siendo una niña me acercó al flamenco y me hizo querer adentrarme y conocer más de cerca este mundo de emociones que, ante la pregunta ¿Qué es el Flamenco? que plantea como lema este año el On Fire, Manuel Martín Martín en su presentación de la cantante definía como «un medicamento para el doro de la ausencia»
Un espectáculo en el que la Pastori se rodea de maravilla, un elenco que sostiene el concierto y que entre coros y música rellenan casi dos horas. Extraña escuchar a la Pastori sentados pero estas son también circunstancias pandémicas. Un sonido demasiado alto que no permite disfrutar bien, ni casi entender lo que la Niña cantaba y un repertorio inesperado quizá por no ser los grandes éxitos que imaginábamos. La de San Fernando tiene un público fiel que llenó, eso sí, el teatro hasta la bandera y que en los momentos más ansiados como «Cái», «Amor de San Juan» o el recuerdo de Pastori a Sabina y Alejandro Sanz, expresaron su cariño a la artista en forma de palmas y jaleos. Un pianista excepcional y un Chaboli que tiene la música metida en su cuerpo ensalzaron los coros de Sandra y Toñi que dieron el do de pecho en un recital en el que nos quedamos con ganas de escuchar más a María. Las tablas las tiene y por eso también supo encandilar con palabras hacia el público y la ciudad pamplonica. Bis que incluyó su versión más flamenca por bulerías.
Última cerveza y encuentro del día, escuchando las anécdotas del embajador del festival, Pepe Habichuela, por lo que el día acabó con broche de oro para arrancar hoy con todas las ganas de encontrarnos de nuevo con Dolores Agujetas y Domingo Rubichi, esta vez en el Balcón del Ayuntamiento. Vamos allá!

Fotos de Paco Manzano.



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